viernes, 10 de julio de 2015


                         EXPEDICIÓN  DE  ALFONSO  I  DE  ARAGÓN  A  ANDALUCIA

               Ya conocemos el carácter de Cruzado que impregnó a todas sus acciones Alfonso I, de tal forma que quiso ir a luchar a Tierra Santa, pero fue aconsejado que desechara la idea y se centrara en su lucha contra los musulmanes, y esa sería su particular cruzada.
               Tras la conquista de Zaragoza en 1118 su empeño se dirigió a la conquista de Lérida a la que puso sitio pero era también pieza codiciada por Ramón Berenguer III de Barcelona. Hubo una mediación de los prelados y los nobles catalanes para que abandonara el sitio.
                 Llegó entonces una petición de los mozárabes granadinos lo que hizo que se pusiera en marcha su imaginación. ¿Qué era Lérida comparado con la hazaña de ir a conquistar Granada, liberar a los mozárabes oprimidos y crear un principado cristiano?
               No fue dificil convencerle ya que el proyecto le entusiasmó. Aquí podría cumplir su ideal de cruzado.
                El adentrarse tantos kilómetros en territorio enemigo era un proyecto de extrema osadía y requería una minuciosa organización y nula improvisación.
                En 1124 comienza los preparativos a los que dedicó muchos meses de los años 1124 y 1125.
               Entre ellos no era el menos importante el asegurarse en el invierno de 1124 el paso por el desfiladero de Peña Cadiella (actual Benicadell) tomando la fortaleza que lo dominaba por sus caballeros. Así se aseguró el paso para levante.
               Pero además de esto había que conocer los lugares por donde se iba a pasar; era necesario conocer la situación de las guarniciones sarracenas; equipar al ejército adecuadamente. Era una empresa delicada y no solo había que preparar materialmente al ejército sino que había que infundirle una alta moral.
               Las peticiones de ayuda de los mozárabes no cesaban. Le aseguraban que todos estaban dispuestos para ayudarle a su llegada y rebelarse contra el gobernador almorávide, Abul Tahir Tamin ibn Jusuf.
               En marzo de 1125 se celebró una asamblea en Uncastillo para establecer la estrategia a seguir. Allí se reunieron con el rey Alfonso, Gastón IV de Bearn, Céntulo II de Bigorra, el aquitano Auger III de Miramont, vizconde de Tursan y los obispos Pedro Librana de Zaragoza y Esteban de Huesca.
               Dispuesto a emprender la campaña preparó Alfonso su ejército que constaría de mil a mil quinientos caballeros y un número no determinado de peones. se dan cifras muy superiores pero parece que no son reales. Todo se hizo en el mayor secreto para no poner en alerta a los sarracenos. En la expedición iban los obispos Esteban de Huesca,Pedro de Zaragoza y Ramón de Roda. Gastón de Bearn, el alferez Fortún Sánchez, el juez Pedro Jiménez y Ramón Arnaldo señor de Santa Cruz de Tudela.
               Salieron de Aragón a finales de septiembre de 1125 y el 20 de ooctubre llegaron a Valencia,sin entablar ningún enfrentamiento importante sino pequeñas escaramuzas. Atacaron Alcira sin éxito. Por los pasos de Játiva y Peña Cadiella (Sierra de Benicadell), pasaron a Murcia y de aquí a Vera, Almanzora, Purchena, deteniéndose ocho dias en Tíjola. De aquí pasaron a Baza, Guadix donde acamparon en la alquería de Graena y después en la de Alcázar. En Guadix estuvieron un mes y allí pasaron la Navidad.
               Alfonso envió mensajeros a los cristianos lo que motivó que se descubriera el secreto de su llegada. El gobernador de Granada Abul Tahir pidió ayuda a su hermano el emir almorávide Alí ibn Jusuf que desde el norte de África se dispuso a mandar tropas. También pidió ayuda a los gobernadores de Valencia y de Murcia.
               Por Diezma, el ejército aragonés llegó a Granada el7 de enero de 1126. A él se unió un número indeterminado de mozárabes. Acamparon en Nívar durante más de diez días. Alfonso esperaba que los cristianos de Granada le abriesen las puertas de la ciudad o en su  defecto mantener una batalla.
               Alfonso I se dirigió al jefe de los mozárabes Ibn al-Qalas quejándose de no cumplir lo pactado. El jefe mozárabe le presentó también sus quejas: que había tardado demasiado tiempo por sus continuas paradas descubriendo su marcha, lo que alertó a los almorávides. De esta manera desapareció el efecto sorpresa y desbarató todos los planes iniciales.



          El 23 de enero de 1126 levantó el campamento, vista la imposibilidad de entrar en Granada. Pasando por Maracena, Pinos-Puente y Assica ( probablemente las Angosturas, actual término municipal de Montefrío), pasó a Luque, Baena y Espejo, se desvió hacia Cabra y Lucena, y desde aquí pensó volver a Córdoba por Aguilar.
               Mientras Alfonso I maniobraba por el sur de Córdoba, Abu Bakr, hijo del emir Alí ibn Jusuf había salido con su ejército de Sevilla a su encuentro. La batalla tuvo lugar en Arnisol, Arinzol o Aranzuel, hoy Anzur, a tres leguas de Lucena en  término de Puente-Genil, el 10 de marzo de 1126. La victoria fue para Alfonso.
               El ejército cristiano cambió de dirección tras la victoria y se dirigió al sur y por las Alpujarras y siguiendo el rio Guadalfeo llogó a Motril y Salobreña y desde aquí a Vélez -Málaga. De esta población se dirigieron hacia Granada acampando tres días en la aldea de Dilar, después en Alheudin a una legua de Granada, rechazando varios ataques almorávides. Dos días despues llegó a la Vega de Granada y se instaló en la Zubia, a seis kilómetros de Granada; el ejército cristiano era seguido muy de cerca por la caballería islámica y persiguió a los aragoneses por Bérchules, Alicún y Guadix.
                Llegaron los refuerzos africanos de Mequinez y Fez dirigidos respectivamente por Abu Halfs ibn Turzyin e Inalu al-Lamtuni. Alfonso fue obligado a retirarse hacia el norte, por Caravaca de la Cruz, Murcia y Játiva. La presión del ejército árabe era cada vez más intensa y las condiciones de la marcha penosas ya que la gran cantidad de mozárabes que llevaba la hacían lenta. Combatiendo continuamente.
               En estas condiciones llegaron a Aragón en junio de 1126. San Ramón obispo de Roda nos dice que el hambre, el frio, las dificulyades del camino y las enfermedades se cebaron sobre los expedicionarios. Como consecuencia de todo ello, San Ramón murió en Huesca el 21 de junio de 1126.
               El objetivo principal de la empresa que fue el crear un reino cristiano en Granada, no se había conseguido y si los expedicionarios hubiesen analizado detenidamente el viaje hubiesen visto que era una utopía propia de un cruzado tal como quiso ser Alfonso I. Lo que sí consiguió fue traer un gran número de mozárabes con los que repobló las tierras últimamente conquistadas en Aragón.

                    CRÓNICA DE SAN JUAN DE LA PEÑA
               "En el anno de Nuestro Sennor de MCXXV, plegó sus gentes et con él don Gastón de Bearne, don Pedro vispe de Caragoça, don Estheban vispe de Jacca; en el mes de octubre entraron en la tierra de los moros, tallando et destruyendo plegaron a Valencia; et después passaron Xucar et tallaron Dennya, después passaron Murcia, después fueron d'Almería, que la clamavan en aquel tiempo Urcia, et a la raiz de una sierra et montanna fincaron sus tiendas, et en lugar que disen Alcaçar tenieron la Nadal con gran Goyo et abastamiento de viandas. Enpués esto fueron a Granada et, tallando et destruyendo, después cercó Córdova; y el rey sennor de todos los reyes moros de l'Espanna con todo su poder ixió a dar batalla en el lugar que yes Dito  Azingol et fueron vencidos los moros, et fue y el rey de Córdova et murieron grandes gentes de moros que no y habia conta."

               Algo distinto y mucho más interesante para Aragón hubiese sido su primitivo proyecto de conquistar Lérida. Tan interesante o más que esto hubiese sido el otro proyecto de llegar hasta el mar en Tortosa.
                Pero Alfonso I fue el hombre de los proyectos fallidos.
                






















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