LAS RELIQUIAS DE LOS SANTOS ORENCIO Y PACIENCIA
Según la tradición, San Orencio y Santa Paciencia fueron los padres de San Lorenzo mártir y de San Orencio obispo. A su muerte fueron enterrados en el oratorio de Loreto, distante 4 km. de Huesca.
Santuario de Loreto
Durante la ocupación musulmana es probable que hubiese allí una iglesia y una comunidad cristiana.
En las Ordinaciones de la Cofradía de San Lorenzo de 1350, se testifica la celebración de un rito de bendición en torno a la sepultura de los padres de San Lorenzo. Se dice:"Et dita la misa, encontient que fagant absolver la fuesa de los padres del senior Lorient". Y añade: "ut fit antiquitus" (como se hace desde mucho tiempo). En una bula del papa Clemente VII de Aviñón de 1387 sobre la iglesia de Loreto se dice: "iglesia de San Lorenzo, en la que se asegura que nació San Lorenzo y donde están enterrados sus padres Orencio y Paciencia".
En 1568 el abad de Montearagón, Pedro de Luna, de cuya jurisdicción dependía Loreto, examinó las reliquias que estaban contenidas en dos arcas cerradas con cuatro llaves.
En varias ocasiones se han extraido reliquias:
El 4 de octubre de 1569, a petición de Felipe II que las solicita para El Escorial.
El 19 de marzo de 1578, fueron trasladadas a la catedral de Huesca las cabezas de los Santos Orencio y Paciencia.
Catedral de Huesca
El 31 de marzo de 1602 , para la reina Margarita de Austria.
El 23 de marzo de 1828, para el rey Fernando VII
El resto de las reliquias permanecieron en Loreto en el hueco del ara y, más tarde, en un lugar alto y menos húmedp. En 1777, al inaugurarse el nuevo y espacioso templo, sus cuerpos fueron colocados en "su capilla, que es la cabeza de la nave del lado de la Epístola".
El 2 de junio de 1810 el Obispo de Huesca, habida cuenta de que ha sido extinguida la comunidad de Agustinos de Loreto, ve necesario traer las reliquias a Huesca y depositarlas en la catedral, y fija el domingo siguiente.
El 11 de septiembre de 1814, acabada la Guerra de la Independencia, se hizo el traslado de las requias desde la catedral a Loreto.
En el año 1821 el Gobierno Constitucional ordena cerrar los conventos. El Ayuntamiennto de Huesca pide al obispo que ordene trasladar los restos de los Santos a la catedral, a la capilla de San Jerónimo. El obispo contesta que se debe esperar a que pase esta estación tan calurosa. Y en septiembre el Ayuntamiento se lo vuelve a recordar al obispo y este,al fin, dispone que sea el 118 de septiembre de 1821.
Capilla de San Jerónimo
Aquí hay que destacar el enorme interés del Ayuntamiento para hacer el traslado frente a la indolencia e indeferencia del obispo.
En septiembre de 1823 el Prior de Loreto insta al Ayuntamiento y al obispado a trasladar las reliquias al monasterio , ya que el Gobierno legítimo ha anulado la supresión del monasterio. Por unas u otras causas el traslado no se realiza hasta el 1 de mayo de 1824. La procesión sale a las seis de la mañana. El Prior de Loreto, a poco de salir, se coloca entre los Capitulares del Ayuntamiento, inmediatamente detrás del Decano. Pero este acto arbitrario no acaba aquí, al llegar a Loreto el Ayuntamiento es invitado a subir y descansar y tomar un refrigerio, pero lo llevan a celda subprioral mientras que el Cabildo estaba en la prioral, y visto tal desaire deciden no aceptar el convite.
Al año siguiente, por Sesión municipal de 30 de abril de 1825 la Corporación decide no aceptar el convite.
Pero además en escrito de petición al Supremo Consejo de Castilla de 14 de marzo de 1826 pide que se le remita la resolución de dicho Consejo sobre el convite de Loreto tras la procesión de 1917. El Consejo contesta el 17 de marzo de 1826: Al Gobernador de Huesca se le dice que excusase por su parte y la del Ayuntamiento la aceptación del convite con lo cual excusaba también la ocasión de competencias, que solo servían para interrumpir la atención de S.M.
La contestación a este ridículo pleito es perfecta. No acepten el convite y todo resuelto y además le dicen que no distraiga la atención del Consejo con estas minucias.
Pero no acaba aquí esta ridícula disputa, pues no hacen caso al Supremo Consejo de Castilla. Y los ciudadanos de Huesca con sus terribles problemas sociales.
El Ayuntamiento escribe al Dean quejándose de que en los años 1824 y 1825 el Cabildo ha ido a la celda prioral , mientras que el Ayuntamiento ha tenido que esperar en las escaleras para regresar a Huesca.
Y siguen las vergonzosas cartas entre el Cabildo y el Ayuntamiento sobre el convite de Loreto. Tal disputa llega hasta abril de 1827.
Ante los terribles problemas sociales que tenían ante sí, gastan el tiempo, la energía y el esfuerzo en estas tonterias vanas. Pero qué importa, lo importante es satisfacer la vanidad y los privilegios de los dirigentes civiles, eclesiásticos y militares. Esto ocurre en el desgraciado siglo XIX pero para nuestra desgracia no es muy distinto a lo que ocurre en el siglo XXI.
Es el 23 de marzo de 1828 cuando a los caprichosos y funestos reyes de España se les ocurre pedir reliquias de los Santos Orencio y Paciencia. Reunidos el Obispo y Cabildo, Ayuntamiento y la Comunidad de religiosos abren las arcas y el Obispo extrae una canilla de la pierna llamada tibia de San Orencio y una canilla del cúbito de un brazo de Santa Paciencia. Se colocan en un cofrecito de plata que pusieron en el interior de una caja de caoba. Esta operación se realizó el 20 de abril de 1828.
Alocución a S.S.M.M. por la Comisión del Ayuntamiento de Huesca en el acto de entrega de las reliquias:
Señor:
Vuestro Ayuntamiento de la Ciudad de Huesca (tratado de infernal en las revolucionarias cortes) lleno de aquel entusiasmo que inspiran las acciones heroícas como las que V.V.M.M. han hecho dejando vuestra residencia ordinaria, para volar con la velocidad del rayo, a restablecer la tranquilidad de Cataluña, no puede menos de tributarles su admiración y gratitud, por medio de la Comisión que tengo el honor de presidir como Alcalde Mayor, y elevar su voz al templo de las Leyes, donde el genio de la elocuencia, apoyado en los principios eternos de la razón y la justicia, ha pulverizado los intentos criminales de los enemigos nocturnos del Sacerdocio y del Imperio, que no pueden mirar sin ceño.
Vuestro amor y sabiduría,Señor, resalta como un globo de luz, en los corazones de todos los habitantes de Huesca, cuyo Ayuntamiento se congratula y da mil parabienes, no tanto por ver extinguido el fuego que amenazaba, como por haber tenido la honra de presentarse sin demora a facilitar para V.V.M.M., reliquias de los Santos Orencio y Paciencia, padres de San Lorenzo, tan luego que supo las deseaba poseer la religiosa piedad de V.V.M.M. por la generosidad con que los oscenses se han desprendido de alhajas tan estimables, se convencerán V.V.M.M. del gran amor y lealtad que profesan a Vuestras Reales personas, por cuya conservción no cesarán de dirigir sus votos al cielo.
He aquí, Señor, los sentimientos que esta Corporación no puede expresar tan exactamente como quisiera, y la gratitud que os tributa, ofreciendo en las aras del honor el grato sacrificio de su existencia para la defensa e inmutabilidad de Vuestro trono absoluto.
Discurso pronunciado el 27 de abril de 1828.
Copio literalmente este vano discurso pues me parece una representación típica del lenguaje ampuloso de la época y la actuación indigna ante un rey absoluto, dictador y tirano. Discurso cobista, adulador y vacio de todo contenido.
Sesión del Ayuntamiento de 23 de mayo de 1828.
Como en la Gaceta de Madrid se halla una nota de las corporaciones que hubieron la honra de cumplimentar aS.S.M.M. en la capital de esta Provincia, no resultando entre ellas este Ayuntamiento y sí algunos otros que entraron en el mismo día; y habiendo podido ser un olvido involuntario, se acordó que si en la Gaceta siguiente no se insertase alguna otra nota en que se exprese el cumplimiento de esta Corporación, se acuerda con una reverente exposición al Excmo. Sr. Mayordomo Mayor de S.M. a fin de que se sirva dar la orden conveniente para que se note en dicho periódico.
Después de tantos avatares, discursos. trabajos y fatigas para presentarse al rey, ahora la Gaceta de Madrid ni los cita. Hay que imaginarse la desolación de estos figurones. Y además pretenden recurrir al Mayordomo Mayor para que sus nombres salgan en el periódico. No puedo por menos de ver aquí algo más que vanidad, estupidez. ¿ Y esta gente gobernaba España en el siglo XIX ? Pues parece que sí y además con gran parecido a los que nos gobiernan en el siglo XXI.
El Gobernador Civil comunica el 14 de agosto de 1835 al Alcalde de Huesca que teniendo que cerrarse el covento de Agustinos calzados de Loreto y hacerse la traslación de las reliquias de San Orencio y Santa Paciencia, se ha fijado la fecha de mañana para ello.
El Obispo comunica al Ayuntamiento que el día 16 de mayo de 1858 se trasladarán las reliquias a Loreto tras haber sido restaurado el Santuario.
El periódico "Cuatro Esquinas" de 1996 en un artículo "sesenta años después", comenta:
El ataque hacia Huesca lo emprendió desde Barbastro una columna militar al mando del coronel Villalba a la que se fueron uniendo columnas catalanas. La que mandaba Domingo Ascaso fue la primera que cruzó la carretera Huesca-Zaragoza por Prebedo y continuó hasta Loreto, cayendo en su poder el 31 de agosto de 1936, al igual que el cementerio, Cuarte, Huerrios y Banariés. Alser tomado el Santuario, el interior se habilitó para cocinas de campaña y dormitorio de la tropa. Le llamaron al lugar "Castillo de Malatesta", en recuerdo al anarquista italiano. Estuvo ocupado desde agosto de 1936 a marzo de 1938.
Damián Peñart en su Historia de la Diócesis de Huesca, dice:
El resto de las reliquias (San Orencio y Santa Paciencia) quedó en Loreto. Fueron destruidas en la guerra de 1936, cuando el Santuario estuvo en la primera línea del frente y fue cuartel del ejército republicano que sitiaba la ciudad de Huesca.
Visita a Loreto tras la evacuación:
El altar mayor, dedicado a San Lorenzo, había desaparecido. Los retablos al estuco de la Virgen de Loreto, San Orencio y Santa Paciencia estaban destruidos. Los muros mutilados por la artillería.
EXPOSICIÓN "SAN LORENZO Y HUESCA.SIGLOS DE ARTE Y DEVOCIÓN.
SIETE DE ABRIL A OCHO DE AGOSTO DE DOS MIL NUEVE.
CENTRO CULTURAL IBERCAJA. HUESCA
Testas de San Orencio y Santa Paciencia
Testas de plata de San Orencio y Santa Paciencia.
Autor desconocido.
Mediados del siglo XVII.
Plata fundida, recortada, repujada y bruñida.
Localización: Catedral de HUesca. Sacristía.
Se trata de dos piezas similares, con los rasgos anatómicos de la calavera humana. Estos relicarios de los cráneos están recubiertos totalmente de plata, con la forma de un cráneo, con la silueta de la boca, nariz y ojos. En la parte superior de ambas, un pequeño óvalo moldurado en plata y cerrado con un cristal que deja ver el hueso de los cráneos, a fin de facilitar su adoración. Figura también una inscripción sencilla co el nombre que las identifica: SN ORENCIO / STA PACIENCIA. En 1578 fueron trasladadas de la iglesia de Loreto a la catedral de Huesca por concesión de Gregorio XIII. Las cabezas de ambos santos se encontraban ya en ese momento engastadas en plata y presentaban el escudo del abad de Montearagón, Pedro de Luna (la de San Orencio) y la inscripción "Cofratia mea me fecit" (la de Santa Paciencia), lo que indicaba el patrocinio de los relicarios originales. Ninguna de las dos ostenta en la actualidad, sin embargo, las armas ni la inscripción descritas, que ya el Padre Ramón de Huesca (1792) no vio, pues según describe: "hoy no se ven estas divisas por haberse renovado las testas de plata". No se puede precisar el momento en que se renovaron dichos relicarios, pues no aparece marca de punzón o platero que nos lo aclare, aunque por piezas similares conservadas en la misma catedral podriamos datarlos en algún momento del siglo XVII.
Catedral de Huesca
El 31 de marzo de 1602 , para la reina Margarita de Austria.
El 23 de marzo de 1828, para el rey Fernando VII
El resto de las reliquias permanecieron en Loreto en el hueco del ara y, más tarde, en un lugar alto y menos húmedp. En 1777, al inaugurarse el nuevo y espacioso templo, sus cuerpos fueron colocados en "su capilla, que es la cabeza de la nave del lado de la Epístola".
El 2 de junio de 1810 el Obispo de Huesca, habida cuenta de que ha sido extinguida la comunidad de Agustinos de Loreto, ve necesario traer las reliquias a Huesca y depositarlas en la catedral, y fija el domingo siguiente.
El 11 de septiembre de 1814, acabada la Guerra de la Independencia, se hizo el traslado de las requias desde la catedral a Loreto.
En el año 1821 el Gobierno Constitucional ordena cerrar los conventos. El Ayuntamiennto de Huesca pide al obispo que ordene trasladar los restos de los Santos a la catedral, a la capilla de San Jerónimo. El obispo contesta que se debe esperar a que pase esta estación tan calurosa. Y en septiembre el Ayuntamiento se lo vuelve a recordar al obispo y este,al fin, dispone que sea el 118 de septiembre de 1821.
Capilla de San Jerónimo
Aquí hay que destacar el enorme interés del Ayuntamiento para hacer el traslado frente a la indolencia e indeferencia del obispo.
En septiembre de 1823 el Prior de Loreto insta al Ayuntamiento y al obispado a trasladar las reliquias al monasterio , ya que el Gobierno legítimo ha anulado la supresión del monasterio. Por unas u otras causas el traslado no se realiza hasta el 1 de mayo de 1824. La procesión sale a las seis de la mañana. El Prior de Loreto, a poco de salir, se coloca entre los Capitulares del Ayuntamiento, inmediatamente detrás del Decano. Pero este acto arbitrario no acaba aquí, al llegar a Loreto el Ayuntamiento es invitado a subir y descansar y tomar un refrigerio, pero lo llevan a celda subprioral mientras que el Cabildo estaba en la prioral, y visto tal desaire deciden no aceptar el convite.
Al año siguiente, por Sesión municipal de 30 de abril de 1825 la Corporación decide no aceptar el convite.
Pero además en escrito de petición al Supremo Consejo de Castilla de 14 de marzo de 1826 pide que se le remita la resolución de dicho Consejo sobre el convite de Loreto tras la procesión de 1917. El Consejo contesta el 17 de marzo de 1826: Al Gobernador de Huesca se le dice que excusase por su parte y la del Ayuntamiento la aceptación del convite con lo cual excusaba también la ocasión de competencias, que solo servían para interrumpir la atención de S.M.
La contestación a este ridículo pleito es perfecta. No acepten el convite y todo resuelto y además le dicen que no distraiga la atención del Consejo con estas minucias.
Pero no acaba aquí esta ridícula disputa, pues no hacen caso al Supremo Consejo de Castilla. Y los ciudadanos de Huesca con sus terribles problemas sociales.
El Ayuntamiento escribe al Dean quejándose de que en los años 1824 y 1825 el Cabildo ha ido a la celda prioral , mientras que el Ayuntamiento ha tenido que esperar en las escaleras para regresar a Huesca.
Y siguen las vergonzosas cartas entre el Cabildo y el Ayuntamiento sobre el convite de Loreto. Tal disputa llega hasta abril de 1827.
Ante los terribles problemas sociales que tenían ante sí, gastan el tiempo, la energía y el esfuerzo en estas tonterias vanas. Pero qué importa, lo importante es satisfacer la vanidad y los privilegios de los dirigentes civiles, eclesiásticos y militares. Esto ocurre en el desgraciado siglo XIX pero para nuestra desgracia no es muy distinto a lo que ocurre en el siglo XXI.
Es el 23 de marzo de 1828 cuando a los caprichosos y funestos reyes de España se les ocurre pedir reliquias de los Santos Orencio y Paciencia. Reunidos el Obispo y Cabildo, Ayuntamiento y la Comunidad de religiosos abren las arcas y el Obispo extrae una canilla de la pierna llamada tibia de San Orencio y una canilla del cúbito de un brazo de Santa Paciencia. Se colocan en un cofrecito de plata que pusieron en el interior de una caja de caoba. Esta operación se realizó el 20 de abril de 1828.
Alocución a S.S.M.M. por la Comisión del Ayuntamiento de Huesca en el acto de entrega de las reliquias:
Señor:
Vuestro Ayuntamiento de la Ciudad de Huesca (tratado de infernal en las revolucionarias cortes) lleno de aquel entusiasmo que inspiran las acciones heroícas como las que V.V.M.M. han hecho dejando vuestra residencia ordinaria, para volar con la velocidad del rayo, a restablecer la tranquilidad de Cataluña, no puede menos de tributarles su admiración y gratitud, por medio de la Comisión que tengo el honor de presidir como Alcalde Mayor, y elevar su voz al templo de las Leyes, donde el genio de la elocuencia, apoyado en los principios eternos de la razón y la justicia, ha pulverizado los intentos criminales de los enemigos nocturnos del Sacerdocio y del Imperio, que no pueden mirar sin ceño.
Vuestro amor y sabiduría,Señor, resalta como un globo de luz, en los corazones de todos los habitantes de Huesca, cuyo Ayuntamiento se congratula y da mil parabienes, no tanto por ver extinguido el fuego que amenazaba, como por haber tenido la honra de presentarse sin demora a facilitar para V.V.M.M., reliquias de los Santos Orencio y Paciencia, padres de San Lorenzo, tan luego que supo las deseaba poseer la religiosa piedad de V.V.M.M. por la generosidad con que los oscenses se han desprendido de alhajas tan estimables, se convencerán V.V.M.M. del gran amor y lealtad que profesan a Vuestras Reales personas, por cuya conservción no cesarán de dirigir sus votos al cielo.
He aquí, Señor, los sentimientos que esta Corporación no puede expresar tan exactamente como quisiera, y la gratitud que os tributa, ofreciendo en las aras del honor el grato sacrificio de su existencia para la defensa e inmutabilidad de Vuestro trono absoluto.
Discurso pronunciado el 27 de abril de 1828.
Copio literalmente este vano discurso pues me parece una representación típica del lenguaje ampuloso de la época y la actuación indigna ante un rey absoluto, dictador y tirano. Discurso cobista, adulador y vacio de todo contenido.
Sesión del Ayuntamiento de 23 de mayo de 1828.
Como en la Gaceta de Madrid se halla una nota de las corporaciones que hubieron la honra de cumplimentar aS.S.M.M. en la capital de esta Provincia, no resultando entre ellas este Ayuntamiento y sí algunos otros que entraron en el mismo día; y habiendo podido ser un olvido involuntario, se acordó que si en la Gaceta siguiente no se insertase alguna otra nota en que se exprese el cumplimiento de esta Corporación, se acuerda con una reverente exposición al Excmo. Sr. Mayordomo Mayor de S.M. a fin de que se sirva dar la orden conveniente para que se note en dicho periódico.
Después de tantos avatares, discursos. trabajos y fatigas para presentarse al rey, ahora la Gaceta de Madrid ni los cita. Hay que imaginarse la desolación de estos figurones. Y además pretenden recurrir al Mayordomo Mayor para que sus nombres salgan en el periódico. No puedo por menos de ver aquí algo más que vanidad, estupidez. ¿ Y esta gente gobernaba España en el siglo XIX ? Pues parece que sí y además con gran parecido a los que nos gobiernan en el siglo XXI.
El Gobernador Civil comunica el 14 de agosto de 1835 al Alcalde de Huesca que teniendo que cerrarse el covento de Agustinos calzados de Loreto y hacerse la traslación de las reliquias de San Orencio y Santa Paciencia, se ha fijado la fecha de mañana para ello.
El Obispo comunica al Ayuntamiento que el día 16 de mayo de 1858 se trasladarán las reliquias a Loreto tras haber sido restaurado el Santuario.
El periódico "Cuatro Esquinas" de 1996 en un artículo "sesenta años después", comenta:
El ataque hacia Huesca lo emprendió desde Barbastro una columna militar al mando del coronel Villalba a la que se fueron uniendo columnas catalanas. La que mandaba Domingo Ascaso fue la primera que cruzó la carretera Huesca-Zaragoza por Prebedo y continuó hasta Loreto, cayendo en su poder el 31 de agosto de 1936, al igual que el cementerio, Cuarte, Huerrios y Banariés. Alser tomado el Santuario, el interior se habilitó para cocinas de campaña y dormitorio de la tropa. Le llamaron al lugar "Castillo de Malatesta", en recuerdo al anarquista italiano. Estuvo ocupado desde agosto de 1936 a marzo de 1938.
Damián Peñart en su Historia de la Diócesis de Huesca, dice:
El resto de las reliquias (San Orencio y Santa Paciencia) quedó en Loreto. Fueron destruidas en la guerra de 1936, cuando el Santuario estuvo en la primera línea del frente y fue cuartel del ejército republicano que sitiaba la ciudad de Huesca.
Visita a Loreto tras la evacuación:
El altar mayor, dedicado a San Lorenzo, había desaparecido. Los retablos al estuco de la Virgen de Loreto, San Orencio y Santa Paciencia estaban destruidos. Los muros mutilados por la artillería.
EXPOSICIÓN "SAN LORENZO Y HUESCA.SIGLOS DE ARTE Y DEVOCIÓN.
SIETE DE ABRIL A OCHO DE AGOSTO DE DOS MIL NUEVE.
CENTRO CULTURAL IBERCAJA. HUESCA
Testas de San Orencio y Santa Paciencia
Testas de plata de San Orencio y Santa Paciencia.
Autor desconocido.
Mediados del siglo XVII.
Plata fundida, recortada, repujada y bruñida.
Localización: Catedral de HUesca. Sacristía.
Se trata de dos piezas similares, con los rasgos anatómicos de la calavera humana. Estos relicarios de los cráneos están recubiertos totalmente de plata, con la forma de un cráneo, con la silueta de la boca, nariz y ojos. En la parte superior de ambas, un pequeño óvalo moldurado en plata y cerrado con un cristal que deja ver el hueso de los cráneos, a fin de facilitar su adoración. Figura también una inscripción sencilla co el nombre que las identifica: SN ORENCIO / STA PACIENCIA. En 1578 fueron trasladadas de la iglesia de Loreto a la catedral de Huesca por concesión de Gregorio XIII. Las cabezas de ambos santos se encontraban ya en ese momento engastadas en plata y presentaban el escudo del abad de Montearagón, Pedro de Luna (la de San Orencio) y la inscripción "Cofratia mea me fecit" (la de Santa Paciencia), lo que indicaba el patrocinio de los relicarios originales. Ninguna de las dos ostenta en la actualidad, sin embargo, las armas ni la inscripción descritas, que ya el Padre Ramón de Huesca (1792) no vio, pues según describe: "hoy no se ven estas divisas por haberse renovado las testas de plata". No se puede precisar el momento en que se renovaron dichos relicarios, pues no aparece marca de punzón o platero que nos lo aclare, aunque por piezas similares conservadas en la misma catedral podriamos datarlos en algún momento del siglo XVII.