lunes, 30 de noviembre de 2015


                              LAS  RELIQUIAS  DE  LOS  SANTOS  ORENCIO  Y  PACIENCIA

          Según la tradición, San Orencio y Santa Paciencia fueron los padres de San Lorenzo mártir y de San Orencio obispo. A su muerte fueron enterrados en el oratorio de Loreto, distante 4 km. de Huesca.
        
                                                                 Santuario de Loreto
 
Durante la ocupación musulmana es probable que hubiese allí una iglesia y una comunidad cristiana.
          En las Ordinaciones de la Cofradía de San Lorenzo de 1350, se testifica la celebración de un rito de bendición en torno a la sepultura de los padres de San Lorenzo. Se dice:"Et dita la misa, encontient que fagant absolver la fuesa de los padres del senior Lorient". Y añade: "ut fit antiquitus" (como se hace desde mucho tiempo). En una bula del papa Clemente VII de Aviñón de 1387 sobre la iglesia de Loreto se dice: "iglesia de San Lorenzo, en la que se asegura que nació San  Lorenzo y donde están enterrados sus padres Orencio y Paciencia".
          En 1568 el abad de Montearagón, Pedro de Luna, de cuya jurisdicción dependía Loreto, examinó las reliquias que estaban contenidas en dos arcas cerradas con cuatro llaves.
          En varias ocasiones se han extraido reliquias:
                 El 4 de octubre de 1569, a petición de Felipe II que las solicita para El Escorial.
               El 19 de marzo de 1578, fueron trasladadas a la catedral de Huesca las cabezas de los Santos Orencio y Paciencia.

                                                                    Catedral de Huesca

                  El 31 de marzo de 1602 , para la reina Margarita de Austria.
                 El 23 de marzo de 1828, para el rey Fernando VII
          El resto de las reliquias permanecieron en Loreto en el hueco del ara y, más tarde, en un lugar alto y menos húmedp. En 1777, al inaugurarse el nuevo y espacioso templo, sus cuerpos fueron colocados en "su capilla, que es la cabeza de la nave del lado de la Epístola".
          El 2 de junio de 1810 el Obispo de Huesca, habida cuenta de que ha sido extinguida la comunidad de Agustinos de Loreto, ve necesario traer las reliquias a Huesca y depositarlas en la catedral, y fija el domingo siguiente.
          El 11 de septiembre de 1814, acabada la Guerra de la Independencia, se hizo el traslado de las requias desde la catedral a Loreto.
          En el año 1821 el Gobierno Constitucional ordena cerrar los conventos. El Ayuntamiennto de Huesca pide al obispo que ordene trasladar los restos de los Santos a la catedral, a la capilla de San Jerónimo. El obispo contesta que se debe esperar a que pase esta estación tan calurosa. Y en septiembre el Ayuntamiento se lo vuelve a recordar al obispo y este,al fin, dispone que sea el 118 de septiembre de 1821.
                                                                  Capilla de San Jerónimo

    Aquí hay que destacar el enorme interés del Ayuntamiento para hacer el traslado frente a la indolencia e indeferencia del obispo.
     En septiembre de 1823 el Prior de Loreto insta al Ayuntamiento y al obispado a trasladar las reliquias al monasterio , ya que el Gobierno legítimo ha anulado la supresión del monasterio. Por unas u otras causas el traslado no se realiza hasta el 1 de mayo de 1824. La procesión sale a las seis de la mañana. El Prior de Loreto, a poco de salir, se coloca entre los Capitulares del Ayuntamiento, inmediatamente detrás del Decano. Pero este acto arbitrario no acaba aquí, al llegar a Loreto el Ayuntamiento es invitado a subir y descansar y tomar un refrigerio, pero lo llevan a celda subprioral mientras que el Cabildo estaba en la prioral, y visto tal desaire deciden no aceptar el convite.
          Al año siguiente, por Sesión municipal de 30 de abril de 1825 la Corporación decide no aceptar el convite.
           Pero además en escrito de petición al Supremo Consejo de Castilla de 14 de marzo de 1826 pide que se le remita la resolución de dicho Consejo sobre el convite de Loreto tras la procesión de 1917. El Consejo contesta el 17 de marzo de 1826: Al Gobernador de Huesca se le dice que excusase por su parte y la del Ayuntamiento la aceptación del convite con lo cual excusaba también la ocasión de competencias, que solo servían para interrumpir la atención de S.M.
          La contestación a este ridículo pleito es perfecta. No acepten el convite y todo resuelto y además le dicen que no distraiga la atención del Consejo con estas minucias.
          Pero no acaba aquí esta ridícula disputa, pues no hacen caso al Supremo Consejo de Castilla. Y los ciudadanos de Huesca con sus terribles problemas sociales.
          El Ayuntamiento escribe al Dean quejándose de que en los años 1824 y 1825 el Cabildo ha ido a la celda prioral , mientras que el Ayuntamiento ha tenido que esperar en las escaleras para regresar a Huesca.
          Y siguen las vergonzosas cartas entre el Cabildo y el Ayuntamiento sobre el convite de Loreto. Tal disputa llega hasta abril de 1827.
          Ante los terribles problemas sociales que tenían ante sí, gastan el tiempo, la energía y el esfuerzo en estas tonterias vanas. Pero qué importa, lo importante es satisfacer la vanidad y los privilegios de los dirigentes civiles, eclesiásticos y militares. Esto ocurre en el desgraciado siglo XIX pero para nuestra desgracia no es muy distinto a lo que ocurre en el siglo XXI.
          Es el 23 de marzo de 1828 cuando a los caprichosos y funestos reyes de España se les ocurre pedir reliquias de los Santos Orencio y Paciencia. Reunidos el Obispo y Cabildo, Ayuntamiento y la Comunidad de religiosos abren las arcas y el Obispo extrae una canilla de la pierna llamada tibia de San Orencio y una canilla del cúbito de un brazo de Santa Paciencia. Se colocan en un cofrecito de plata que pusieron en el interior de una caja de caoba. Esta operación se realizó el 20 de abril de 1828.   
          Alocución a S.S.M.M. por la Comisión del Ayuntamiento de Huesca en el acto de entrega de las reliquias:
            Señor:
                Vuestro Ayuntamiento de la Ciudad de Huesca (tratado de infernal en las revolucionarias cortes) lleno de aquel entusiasmo que inspiran las acciones heroícas como las que V.V.M.M. han hecho dejando vuestra residencia ordinaria, para volar con la velocidad del rayo, a restablecer la tranquilidad de Cataluña, no puede menos de tributarles su admiración y gratitud, por medio de la Comisión que tengo el honor de presidir como Alcalde Mayor, y elevar su voz al templo de las Leyes, donde el genio de la elocuencia, apoyado en los principios eternos de la razón y la justicia, ha pulverizado los intentos criminales de los enemigos nocturnos del Sacerdocio y del Imperio, que no pueden mirar sin ceño.
          Vuestro amor y sabiduría,Señor, resalta como un globo de luz, en los corazones de todos los habitantes de Huesca, cuyo Ayuntamiento se congratula y da mil parabienes, no tanto por ver extinguido el fuego que amenazaba, como por haber tenido la honra de presentarse sin demora a facilitar para V.V.M.M., reliquias de los Santos Orencio y Paciencia, padres de San Lorenzo, tan luego que supo las deseaba poseer la religiosa piedad de V.V.M.M. por la generosidad con que los oscenses se han desprendido de alhajas tan estimables, se convencerán V.V.M.M. del gran amor y lealtad que profesan a Vuestras Reales personas, por cuya conservción no cesarán de dirigir sus votos al cielo.
              He aquí, Señor, los sentimientos que esta Corporación no puede expresar tan exactamente como quisiera, y la gratitud que os tributa, ofreciendo en las aras del honor el grato sacrificio de su existencia para la defensa e inmutabilidad de Vuestro trono absoluto.
              Discurso pronunciado el 27 de abril de 1828.
          Copio literalmente este vano discurso pues me parece una representación típica del lenguaje ampuloso de la época y la actuación indigna ante un rey absoluto, dictador y tirano. Discurso cobista, adulador y vacio de todo contenido. 
          Sesión del Ayuntamiento de 23 de mayo de 1828.
               Como en la Gaceta de Madrid se halla una nota de las corporaciones que hubieron la honra de cumplimentar aS.S.M.M. en la capital de esta Provincia, no resultando entre ellas este Ayuntamiento y sí algunos otros que entraron en el mismo día; y habiendo podido ser un olvido involuntario, se acordó que si en la Gaceta siguiente no se insertase alguna otra nota en que se exprese el cumplimiento de esta Corporación, se acuerda con una reverente exposición al Excmo. Sr. Mayordomo Mayor de S.M. a fin de que se sirva dar la orden conveniente para que se note en dicho periódico.
          Después de tantos avatares, discursos. trabajos y fatigas para presentarse al rey, ahora la Gaceta de Madrid ni los cita. Hay que imaginarse la desolación de estos figurones. Y además pretenden recurrir al Mayordomo Mayor para que sus nombres salgan en el periódico. No puedo por menos de ver aquí algo más que vanidad, estupidez. ¿ Y esta gente gobernaba España en el siglo XIX ? Pues parece que sí y además con gran parecido a los que nos gobiernan en el siglo XXI.
          El Gobernador Civil comunica el 14 de agosto de 1835 al Alcalde de Huesca que teniendo que cerrarse el covento de Agustinos calzados de Loreto y hacerse la traslación de las reliquias de San Orencio y Santa Paciencia, se ha fijado la fecha de mañana para ello.
          El Obispo comunica al Ayuntamiento que el día 16 de mayo de 1858 se trasladarán las reliquias a Loreto tras haber sido restaurado el Santuario.
          El periódico "Cuatro Esquinas" de 1996 en un artículo "sesenta años después", comenta:
                 El ataque hacia Huesca lo emprendió desde Barbastro una columna militar al mando del coronel Villalba a la que se fueron uniendo columnas catalanas. La que mandaba Domingo Ascaso fue la primera que cruzó la carretera Huesca-Zaragoza por Prebedo y continuó hasta Loreto, cayendo en su poder el 31 de agosto de 1936, al igual que el cementerio, Cuarte, Huerrios y Banariés. Alser tomado el Santuario, el interior se habilitó para cocinas de campaña y dormitorio de la tropa. Le llamaron al lugar "Castillo de Malatesta", en recuerdo al anarquista italiano. Estuvo ocupado desde agosto de 1936 a marzo de 1938.
          Damián Peñart en su Historia de la Diócesis de Huesca, dice:
                  El resto de las reliquias (San Orencio y Santa Paciencia) quedó en Loreto. Fueron destruidas en la guerra de 1936, cuando el Santuario estuvo en la primera línea del frente y fue cuartel del ejército republicano que sitiaba la ciudad de Huesca.
        Visita a Loreto tras la evacuación:
                  El altar mayor, dedicado a San Lorenzo, había desaparecido. Los retablos al estuco de la Virgen de Loreto, San Orencio y Santa Paciencia estaban destruidos. Los muros mutilados por la artillería.
    
   EXPOSICIÓN "SAN LORENZO Y HUESCA.SIGLOS DE ARTE Y DEVOCIÓN.
           SIETE DE ABRIL A OCHO DE AGOSTO DE DOS MIL NUEVE. 
              CENTRO CULTURAL IBERCAJA. HUESCA  

                                                      Testas de San Orencio y Santa Paciencia
   Testas de plata de San Orencio y Santa Paciencia.
      Autor desconocido.
               Mediados del siglo XVII.
               Plata fundida, recortada, repujada y bruñida.
               Localización: Catedral de HUesca. Sacristía.
                    Se trata de dos piezas similares, con los rasgos anatómicos de la calavera humana. Estos relicarios de los cráneos están recubiertos totalmente de plata, con la forma de un cráneo, con la silueta de la boca, nariz y ojos. En la parte superior de ambas, un pequeño óvalo moldurado en plata y cerrado con un cristal  que deja ver el hueso de los cráneos, a fin de facilitar su adoración. Figura también una inscripción sencilla co el nombre que las identifica: SN ORENCIO / STA PACIENCIA. En 1578 fueron trasladadas de la iglesia de Loreto a la catedral de Huesca por concesión de Gregorio XIII.  Las cabezas de ambos santos se encontraban ya en ese momento engastadas en plata y presentaban el escudo del abad de Montearagón, Pedro de Luna (la de San Orencio) y la inscripción "Cofratia mea me fecit" (la de Santa Paciencia), lo que indicaba el patrocinio de los relicarios originales. Ninguna de las dos ostenta en la actualidad, sin embargo, las armas ni la inscripción descritas, que ya el Padre Ramón de Huesca (1792) no vio, pues según describe: "hoy no se ven estas  divisas por haberse renovado las testas de plata". No se puede precisar el momento en que se renovaron dichos relicarios, pues no aparece marca de punzón o platero que nos lo aclare, aunque por piezas similares conservadas en la misma catedral podriamos datarlos en algún momento del siglo XVII.
              
         

      























          

miércoles, 7 de octubre de 2015


                             ESPONSALES  REALES. VERDADES  Y  MENTIRAS.

            Cuando Alfonso I muere el 7 de septiembre de 1134 tras la batalla de Fraga, había dejado dos testamentos: uno de octubre de 1131 fechado en Bayona y otro en Sariñena de 4 de septiembre de 1134. Ambos casi idénticos.
            No tuvo descendencia a pesar de haber estado casado cinco años con la reina Urraca de Castilla. Será interesante algún dia comentar la carta de esponsales, bastante parecida a la firmada por Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, los Reyes Católicos. Aquella fracasó y esta triunfó. La diferencia estribó en el distinto genio político de sus actores.
            En los testamentos cede su reino y la jurisdicción que tiene sobre todos los hombres de su tierra, a tres Órdenes Militares: el Temple, el Hospital y el Santo Sepulcro. Cualquier cosa podía esperarse de un rey militar, religioso y misógino. Pero esto no. Esto da lugar a una grave crisis política. Los aragoneses no aceptan su testamento y buscan un rey con prisas, y piensan en su hermano,Ramiro, monje en el monasterio de San Pedro el Viejo. Los caballeros aragoneses lo exclaustran y le nombran rey en Jaca. El papa Anacleto II le dispensa de sus votos religiosos y entonces le buscan esposa y la encuentran en Inés de Poitiers, viuda de 32 años que ya había mostrado su fertilidad, celebrándose la boda el 13 de septiembre de 1135 en Huesca. Y en agosto de 1136 nace la heredera Petronila, e Inés, cumplido ya su cometido sale de Aragón.
            En una entrevista que mantienen RamiroII y Alfonso VII de Castilla en Alagón acuerdan casar a Petronila con el primogénito de Alfonso, Sancho. Tal hecho no llegó a producirse porque los aragoneses se opusieron tajantemente y no quisieron  que su reino se uniese al de Castilla. 
            Pero Ramiro no cesó hasta encontrar marido a su hija, y el elegido fue Ramón Berenguer IV conde de Barcelona.
            Los esponsales se celebraron en Barbastro y el dia 11 de agosto de 1137 se firma el documento por el que Ramiro II de Aragón entrega su hija Petronila a Ramón Berenguer IV de Barcelona.
            "En el nombre de Dios,Yo Ramiro, por la gracia de Dios, rey de los aragoneses, doy a ti Ramón, conde de los barceloneses y marqués, mi hija como esposa, y, con toda la integridad, el reino de los aragoneses, como mi padre el rey Sancho o mis hermanos Pedro y Alfonso mejor siempre poseyeron y tuvieron, ellos o cualquier persona de cualquier sexo por ellos, salvados los usos y costumbres de mi padre o mi hermano Pedro tuvieron en su reino.
            Y te encomiendo todos los hombres de predicho reino bajo homenaje y juramento, para que te sean fieles de tu vida y tu cuerpo y de todos los miembros que hay en tu cuerpo, sin cualquier fraude y engaño, y para que te sean fieles de todo el reino citado y de todas las cosas a dicho reino pertenecientes, salvada la fidelidad a mí y a mi hija.
            Todas estas cosas sobrescritas yo citado rey Ramiro de tal manera hago a ti Ramón, conde barcelonés y marqués, que si mi hija citada muriese, sobreviviéndole tu, la donación de predicho reino libre e inmutablemente tengas, sin ningún impedimento, después de mi muerte.
            Pero entretanto, si algo de aumento o transmisión de los honores o fartalezas de predicho reino, yo viviente, te quisiese hacer, bajo la citada fidelidad de los hombres (que las detentan) firme e inmovil permanezca.
            Y yo predichoRamiro sea rey, señor y padre en el citado reino y en todos los condados, mientras me plazca.
            Lo que es hecho el dia 11 de agosto del año de la encarnación del Señor de 1137, reinando el citado rey Ramiro".
            Conviene recordar, cosa que muchas veces olvidan personas interesadas en olvidar, que Ramiro cede el reino, pero él sigue titulándose rey en el reino de Aragón y en todos los condados catalanes. Así pues Ramón Berenguer IV nunca fue rey de Aragón, siempre se tituló príncipe de Aragón.
            La boda de Petronila con Ramón Berenguer IV se celebró en la catedral de Lérida en 1150. El conde contaba con 37 años y Petronila 14, edad mínima para poder casarse.
            Estos son los hechos que históricamente ocurrieron en Aragón.
           Ahora veamos lo que ocurrió en Castilla.
           El emperador Alfonso VII de Castilla y el rey García Ramírez  de Pamplona firmaron un acuerdo de paz el 25 de octubre de 1140 concertando los esponsales de la infanta Blanca (nacida en 1135) hija del rey de Pamplona con Sancho (nacido en 1133), hijo del rey de Castilla, quedando la princesa en la corte castellana. Y la boda de Sancho de Castilla y Blanca de Pamplona se celebró el 30 de enero de 1151 en Calahorra.
            Todo lo relatado hasta aquí es de una absoluta normalidad. Pero lo que viene después es dificilmente explicable.
            Ramón Berenguer IV conde de Barcelona y García Ramírez de Pamplona firman el 1 de julio de 1149 la paz y acuerdan el matrimonio del conde de Barcelona con Blanca, hija del rey de Pamplona. Y aquí viene lo irregular, el conde de Barcelona ya estaba comprometido con Petronila de Aragón y la infanta Blanca de Pamplona igualmente lo estaba con el infante Sancho de Castilla.
            El documento firmado dice así:
               "En nombre de la santa e indivisible Trinidad. esta es carta de firmísima conveniencia y de paz indisoluble hecha entre Ramón, conde de Barcelona y señor de Aragón, y el príncipe García, rey de Navarra y sus sucesores, perpetuamente.
            En primer lugar una a otro de su fe, sin dolo y fraude; en cualquier modo, que en adelante permanezcan amigos firme y fidelísimamente, tanto ellos como sus sucesores, de tal manera que no haya otra lucha, ninguna disputa entre ellos y sus sucesores sobre los reinos de Navarra y de Aragón, sino que recíprocamente, sinceramente e íntegramente preste consejo y auxilio.
            Por instigación divina, convienen el rey y el conde citados en el legítimo matrimonio que se ha de contraer entre el mismo conde y Blanca, hija legítima del rey.
             Y porque entre personas destacadas no debe contrarse matrimonio sin legal instrumento de dote, el citado conde dará a la citada hija del rey, por lo menos, doce castillos, srgún la costumbre de los reinos de España.
            Si más le diese, no contará su nobleza y amor liberal.
            El rey dará al conde y a su hija cuatro castillos, a saber: Tauste, Pradilla, Los Fallos y Espetella, el mismo dia que el citado conde tome como mujer legítima a la hija del rey, y el conda dará Carcastillo al rey.
            Los poseedores de los citados cuatro castillos que constituyen la dote, tal fidelidad y homenaje a predicha hija del rey que ellos en adelante responderán y serán obediente, como a propia señora suya, si ella fuese supérstite al conde; o si el conde a ella la dejase sin delito por el que perder deba tanto la dote cuanto predichos castillos, de donde ella estuviese en honor o no quisiese ni pudiese limpiar.
            Convinieron al mismo tiempo el rey y el conde que, lo que no suceda, si predicha joven muriese antes de que hiciese el matrimonio o después sin heredero, la amistad y concordia permaneciese firme e indisoluble, en perpetuo, como en estos juramentos se estatuye.
            Es afirmado entre ellos que el citado matrimonio no se contraiga hasta la festividad de San Miguel del año siguiente, sin falacia y duda, con veracidad, si antes no se pudiese hacer a honor y utilidad de una y otra parte.
            En sus adquisiciones también sobre la tierra de los sarracenos que se han de hacer, queriéndolo Dios, de esta manera lo convienen:
             Lo que desde "Orpeis" y de Morella y de los términos del reino de Zaragoza y Daroca y Calatayud en adelante el rey y el conde adquiriesen, los dos conjuntamente o el uno sin el otro, con mano armada o por donativo, o de cualquier modo, desde ahora en adelante lo dividen por mitad amigablemente. Y así concordes lo tendrán o de común consejo dividen las adquisiciones.
            Todas las cosas predichas, como mejor y más cuerdamente y santamente puedan entender, todo dolo y fraude apartados, lo firman ellos tener y hacerlo tener el rey y el conde predichos, tanto con fe propia y juramento bajo las personas de ellos hechos y en lo futura se harán, según que ellos o él con el otro quisiese quejarse razonabemente y el otro pudiese hacer idóneamente.
            Que todas las cosas que se hagan del modo indicado, juran de parte del conde primeramente Raimundo de Puig y Bertrand de Castellet. De parte del rey lo juran Jimeno Aznárez y Guillermo Aznar y Rodrigo de Azagra".

            Todo esto nos parece absolutamente incomprensible. Se puede entender que se firme un tratado de paz entre Aragón y Navarra, cuyas fronteras estaban en constante guerra, pero incluir en él el matrimonio del conde Ramón Berenguer con la infanta Blanca de Navarra, es lo que no se entiende.
            Este pacto nacía muerto. No se produce ninguna protesta de la nobleza aragonesa, ni tampoco una reacción del poderoso Alfonso VII de Castilla.
            Es seguro que Ramón Berenguer no pensaba romper los esponsales con Petronila, por lo que parece que su interés en este pacto es pacificar la frontera con Navarra para dedicarse de pleno a la conquista de Fraga y Lérida. Pero pensamos que para esto no se requería su compromiso matrimonial. Para García Ramírez de Pamplona el intrés era conseguir doce castillos y la parte de las futuras conquistas. Pero no el compromiso matrimonial de su hija que podría enfurecer a Alfonso de Castilla.
            Este compromiso es una auténtica payasada.
          Conseguida la paz en la frontera entre Aragón y Navarra ya no volvió a hablarse de tal matrimonio. Se compruebe que los hijos eran una moneda de cambio.

Pero si este pacto matrimonial es harto incomprensible más lo es el siguiente párrafo, que copio literalmente de los Anales de la Corona de Aragón de Jerónimo Zurita:
          "1151. El emperador (Alfonso VII) y el príncipe (Ramón Berenguer IV) prometen dejar y repudiar a la esposa del príncipe de Castilla (infante Sancho) cuando el de Aragón quisiese y lo juran
           Demás de esto fue acordado y prometió el emperador que el rey Sancho su hijo desde el dia de San Miguel adelante tenía a su esposa la infanta Blanca hermana de Sancho consigo, y la dejaría cuando el príncipe de Aragón bien le estuviese  y fuese su voluntad y le requiriese para ello, y se apartaría de ella permanentemente. Lo cual el rey Sancho ofreció de cumplir; y le hicieron pleito y homenaje los unos a los otros en sus manos propias al fuero y costumbres de España".
            Esto se acordó en presencia del conde Ponce y de Gutier Fernandez y de Ponce de Minerva, que juraron en nombre del emperador y del rey su hijo que lo guardarían así y lo cumplirían; y de la parte del príncipe de Aragón juraron Arnaldo Mir, conde de Pallar, y Guillén Ramón de Moncada.
            Todo esto solo se puede explicar en el contexto de un pacto entre Ramón Berenguer y Alfonso VII de Castilla para anexionarse Navarra, pacto que ninguno de los firmantes tenía intención de cumplir.
            Deducción: en todas las épocas de la historia la mentira ha sido un arma política de primer orden.
           
   
        
          


























viernes, 10 de julio de 2015


                         EXPEDICIÓN  DE  ALFONSO  I  DE  ARAGÓN  A  ANDALUCIA

               Ya conocemos el carácter de Cruzado que impregnó a todas sus acciones Alfonso I, de tal forma que quiso ir a luchar a Tierra Santa, pero fue aconsejado que desechara la idea y se centrara en su lucha contra los musulmanes, y esa sería su particular cruzada.
               Tras la conquista de Zaragoza en 1118 su empeño se dirigió a la conquista de Lérida a la que puso sitio pero era también pieza codiciada por Ramón Berenguer III de Barcelona. Hubo una mediación de los prelados y los nobles catalanes para que abandonara el sitio.
                 Llegó entonces una petición de los mozárabes granadinos lo que hizo que se pusiera en marcha su imaginación. ¿Qué era Lérida comparado con la hazaña de ir a conquistar Granada, liberar a los mozárabes oprimidos y crear un principado cristiano?
               No fue dificil convencerle ya que el proyecto le entusiasmó. Aquí podría cumplir su ideal de cruzado.
                El adentrarse tantos kilómetros en territorio enemigo era un proyecto de extrema osadía y requería una minuciosa organización y nula improvisación.
                En 1124 comienza los preparativos a los que dedicó muchos meses de los años 1124 y 1125.
               Entre ellos no era el menos importante el asegurarse en el invierno de 1124 el paso por el desfiladero de Peña Cadiella (actual Benicadell) tomando la fortaleza que lo dominaba por sus caballeros. Así se aseguró el paso para levante.
               Pero además de esto había que conocer los lugares por donde se iba a pasar; era necesario conocer la situación de las guarniciones sarracenas; equipar al ejército adecuadamente. Era una empresa delicada y no solo había que preparar materialmente al ejército sino que había que infundirle una alta moral.
               Las peticiones de ayuda de los mozárabes no cesaban. Le aseguraban que todos estaban dispuestos para ayudarle a su llegada y rebelarse contra el gobernador almorávide, Abul Tahir Tamin ibn Jusuf.
               En marzo de 1125 se celebró una asamblea en Uncastillo para establecer la estrategia a seguir. Allí se reunieron con el rey Alfonso, Gastón IV de Bearn, Céntulo II de Bigorra, el aquitano Auger III de Miramont, vizconde de Tursan y los obispos Pedro Librana de Zaragoza y Esteban de Huesca.
               Dispuesto a emprender la campaña preparó Alfonso su ejército que constaría de mil a mil quinientos caballeros y un número no determinado de peones. se dan cifras muy superiores pero parece que no son reales. Todo se hizo en el mayor secreto para no poner en alerta a los sarracenos. En la expedición iban los obispos Esteban de Huesca,Pedro de Zaragoza y Ramón de Roda. Gastón de Bearn, el alferez Fortún Sánchez, el juez Pedro Jiménez y Ramón Arnaldo señor de Santa Cruz de Tudela.
               Salieron de Aragón a finales de septiembre de 1125 y el 20 de ooctubre llegaron a Valencia,sin entablar ningún enfrentamiento importante sino pequeñas escaramuzas. Atacaron Alcira sin éxito. Por los pasos de Játiva y Peña Cadiella (Sierra de Benicadell), pasaron a Murcia y de aquí a Vera, Almanzora, Purchena, deteniéndose ocho dias en Tíjola. De aquí pasaron a Baza, Guadix donde acamparon en la alquería de Graena y después en la de Alcázar. En Guadix estuvieron un mes y allí pasaron la Navidad.
               Alfonso envió mensajeros a los cristianos lo que motivó que se descubriera el secreto de su llegada. El gobernador de Granada Abul Tahir pidió ayuda a su hermano el emir almorávide Alí ibn Jusuf que desde el norte de África se dispuso a mandar tropas. También pidió ayuda a los gobernadores de Valencia y de Murcia.
               Por Diezma, el ejército aragonés llegó a Granada el7 de enero de 1126. A él se unió un número indeterminado de mozárabes. Acamparon en Nívar durante más de diez días. Alfonso esperaba que los cristianos de Granada le abriesen las puertas de la ciudad o en su  defecto mantener una batalla.
               Alfonso I se dirigió al jefe de los mozárabes Ibn al-Qalas quejándose de no cumplir lo pactado. El jefe mozárabe le presentó también sus quejas: que había tardado demasiado tiempo por sus continuas paradas descubriendo su marcha, lo que alertó a los almorávides. De esta manera desapareció el efecto sorpresa y desbarató todos los planes iniciales.



          El 23 de enero de 1126 levantó el campamento, vista la imposibilidad de entrar en Granada. Pasando por Maracena, Pinos-Puente y Assica ( probablemente las Angosturas, actual término municipal de Montefrío), pasó a Luque, Baena y Espejo, se desvió hacia Cabra y Lucena, y desde aquí pensó volver a Córdoba por Aguilar.
               Mientras Alfonso I maniobraba por el sur de Córdoba, Abu Bakr, hijo del emir Alí ibn Jusuf había salido con su ejército de Sevilla a su encuentro. La batalla tuvo lugar en Arnisol, Arinzol o Aranzuel, hoy Anzur, a tres leguas de Lucena en  término de Puente-Genil, el 10 de marzo de 1126. La victoria fue para Alfonso.
               El ejército cristiano cambió de dirección tras la victoria y se dirigió al sur y por las Alpujarras y siguiendo el rio Guadalfeo llogó a Motril y Salobreña y desde aquí a Vélez -Málaga. De esta población se dirigieron hacia Granada acampando tres días en la aldea de Dilar, después en Alheudin a una legua de Granada, rechazando varios ataques almorávides. Dos días despues llegó a la Vega de Granada y se instaló en la Zubia, a seis kilómetros de Granada; el ejército cristiano era seguido muy de cerca por la caballería islámica y persiguió a los aragoneses por Bérchules, Alicún y Guadix.
                Llegaron los refuerzos africanos de Mequinez y Fez dirigidos respectivamente por Abu Halfs ibn Turzyin e Inalu al-Lamtuni. Alfonso fue obligado a retirarse hacia el norte, por Caravaca de la Cruz, Murcia y Játiva. La presión del ejército árabe era cada vez más intensa y las condiciones de la marcha penosas ya que la gran cantidad de mozárabes que llevaba la hacían lenta. Combatiendo continuamente.
               En estas condiciones llegaron a Aragón en junio de 1126. San Ramón obispo de Roda nos dice que el hambre, el frio, las dificulyades del camino y las enfermedades se cebaron sobre los expedicionarios. Como consecuencia de todo ello, San Ramón murió en Huesca el 21 de junio de 1126.
               El objetivo principal de la empresa que fue el crear un reino cristiano en Granada, no se había conseguido y si los expedicionarios hubiesen analizado detenidamente el viaje hubiesen visto que era una utopía propia de un cruzado tal como quiso ser Alfonso I. Lo que sí consiguió fue traer un gran número de mozárabes con los que repobló las tierras últimamente conquistadas en Aragón.

                    CRÓNICA DE SAN JUAN DE LA PEÑA
               "En el anno de Nuestro Sennor de MCXXV, plegó sus gentes et con él don Gastón de Bearne, don Pedro vispe de Caragoça, don Estheban vispe de Jacca; en el mes de octubre entraron en la tierra de los moros, tallando et destruyendo plegaron a Valencia; et después passaron Xucar et tallaron Dennya, después passaron Murcia, después fueron d'Almería, que la clamavan en aquel tiempo Urcia, et a la raiz de una sierra et montanna fincaron sus tiendas, et en lugar que disen Alcaçar tenieron la Nadal con gran Goyo et abastamiento de viandas. Enpués esto fueron a Granada et, tallando et destruyendo, después cercó Córdova; y el rey sennor de todos los reyes moros de l'Espanna con todo su poder ixió a dar batalla en el lugar que yes Dito  Azingol et fueron vencidos los moros, et fue y el rey de Córdova et murieron grandes gentes de moros que no y habia conta."

               Algo distinto y mucho más interesante para Aragón hubiese sido su primitivo proyecto de conquistar Lérida. Tan interesante o más que esto hubiese sido el otro proyecto de llegar hasta el mar en Tortosa.
                Pero Alfonso I fue el hombre de los proyectos fallidos.
                






















domingo, 3 de mayo de 2015


                            LA  SUBLEVACIÓN  DE  MANUEL  ABAD

               En octubre de 1844 tiene lugar un pronunciamiento republicano en la Selva de Hoza dirigido por Ugarte y Abad. José María Ugarte fue Jefe Político de Huesca en 1840 en donde fundó una tertulia republi
cana apoyado por Manuel Abad "Manolín", hijo de Mariano Abad y Josefa Goded, nacido en la plaza de Santo Domingo en Huesca.
               El Gobierno envía al general Anglés, comandante militar de Huesca, y el 23 de noviembre de 1844 dicta en Santa Cilia un bando para que la población denuncie a los sublevados. El tal bando decía esta terrible barbaridad: "A falta de culpables fusilaré menos culpables y a falta de estos fusilaré inocentes. He de imponer en este país un terror que ha de durar medio siglo". Dos días después, el 25 derrota a los sublevados cerca del puente viejo de Hecho y los prisioneros son fusilados en la plaza de Hecho, la ermita de Escagüés y los muros de la iglesia de Ansó. Abad huye a Francia y en 1847, amnistiado , regresa a Huesca.
                En 1848 marcha a Francia para preparar un nuevo levantamiento en Aragón y de allí vuelve con el nombre de Comandante General interino de Aragón y Navarra; se presenta en Ejea de los Caballeros donde se pronuncia el 26 de octubre de 1848, marcha a Luna y por Santa Eulalia a Ayerbe, donde llega el día 28. Han sido detectados y sobre él marcha el teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Pano. Aquí en Ayerbe se entera de que las armas que iba a recibir han sido interceptadas en la frontera francesa y que las tropas gubernamentales están en Luesia. Marcha a Huesca, donde llega el día 30, situando a sus tropas en las iglesias de San Martín y Santo Domingo, en el cerro de las Mártires y en las ermitas de SAlas y de San Jorge.
               Las autoridades, funcionarios públicos, el escaso ejército y la Guardia Civil se refugian en el Convento de Santa Clara.
                Abad se dirige al Ayuntamiento y publica un bando exigiendo la presentación de todas las armas, caballos, solteros y viudos y además dos mil duros en el término de dos horas y ocho mil que volverá a recoger dentro de una semana.
                En el Libro de Actas del Ayuntamiento de Huesca nº 325 se recoge en la Sesión Extraordinaria de 30 de octubre de 1848 todo lo acaecido tras la entrada de los sublevados.
               "Unas masas de fuerzas armadas levantadas en las Cinco Villas con el grito de libertad, al mando del titulado Coronel D. Manuel Abad han aparecido en las puertas de la Capital como a las siete de la mañana. Retiradas las autoridades superiores, los empleados y la cortísima guarnición al covento de religiosas de Santa Clara, el Alcalde y Ayuntamiento sin faltar ni un solo concejal se han constituido en las Casas Consistoriales para hacer frente a toda clase de consecuencias. Invadida ya la Capital por aquella fuerza, el Alcalde con otros concejales han quedado en las Casas del Ayuntamiento como centro de operaciones. El jefe de la fuerza ha pasado al Ayuntamiento para publicar con urgencia varios bandos para la presentación de todas las armas, caballos y fornituras y también la de todos los casados y viudos, conminando con la última pena a los contraventores; han sido en efecto publicados y continuando en sesión constante el Ayuntemiento, cuando se ha presentado ante la corporación D. Manuel Abad manifestando en pocos momentos que se detuvo pero con severidad, que su misión era de paz si los pueblos secundaban sus miras y le aprontaban cuanto en su posición y empresa le obligaban a exigir; pero en otro caso sus instrucciones y nacesidades le harían inexorable pidiendo para dentro de dos horas ochocientos pares de alpargatas, todos los fondos del Ayuntamiento, dos mil duros y ocho mil para dentro de ocho días que volvería a por ellos. El Alcalde y el Ayuntamiento le contestaron en términos conciliadores ofreciéndole dedicarse  a recaudar cuanto les fuese posible para satisfacer estos pedidos, suplicándole con todo encarecimiento que procurase evitar todo género de tropelías y de desosrden; así lo oferció al retirarse de la presencia de la Corporación, quedandoesta practicando el reparto de los dos mil duros entre los vecinos que se calculó con medios para aprontarlos, remitiéndoles inmediatamente las papeletas a la manera que se iban extendiendo en beneficio de la brevedad, ofreciéndoles el reintegro cuando con más tiempo pudiera ampliarse el repartimiento en el vecindario entero en justa proporción a su riqueza. Varios sujetos han comenzado en el momento aprontando sus cupos; otros solicitando rebajas y produciendo quejas que en última instancia, de tanta agitación no han podido ser oidas, y por el contrario se les ha comunicado de nuevo para el caso de insolvencia con las mismas terribles penas con  que lo estaba el Ayuntamiento; apremiando más la necesidad del apronto de los dos mil duros por estar recibiendo recados continuos del expresado jefe apurando para que se les mandasen. Se ha hecho también reparto del número de alpargatas pedido entre varios alpargateros que los han aprontado casi en su totalidad poniéndolos a disposición del Ayuntamiento. Entre lo que produjo el reparto del dinero y las existencias en los fondos municipales y al consumar que consistían en .......pudieron recogerse hasta........que se han entregado en el acto al pagador de la expresada fuerza de que se ha librado recibo. Eran como las doce que se ha empezado a pronunciar la marcha de varios grupos en dirección a Quicena y cuando se ha tenido seguridad de que en la Capital no existía ya fuerza alguna, se ha puesto en conocimiento del Jefe Político que como queda dicho se hallaba en el Convento de Santa Clara; retirándose el Ayuntamiento tocadas las dos de la tarde con la satisfacción de no haber ocurrido suceso alguno lamentable y de haber sido respetados los establecimientos públicos, salvándose además las alpargatas de que no se hicieron mérito las masas armadas en su marcha, devolviéndose en el acto a sus dueños respectivos".
               Hasta aquí el acta completa. Hay unos espacios en blanco donde debía ir el dinero redaudado. Pero nos quedamos sinsaber la cifra expoliada.
               El Macero del Ayuntamiento, hombre singular, pues va recogiendo en su diario todos los acontecimientos que ocurren en el Ayuntamiento, y en este día se lee: "El 30 de octubre de 1848 entró la facción al mando de D. Manuel Abad, de seguida que tuvo noticia el Sr. Alcalde mandó reunir al Ayuntamiento en sesión permanente, se presentó D. Manuel Abad y les pidió dinero, alpargatas, las alpargatas no se las llevó, esto debe constar en las actas de dicho año".
                Abad se retira hacia quicena y desde allí a Siétamo y Anglés que le persigue viene desde Ayerbe a Huesca y desde aquí parte hacia Siétamo. Al llegar ordena un ataque a la bayoneta y los hombres de Abad se hacen fuertes en la plaza y la iglesia consiguiendo detener el asalto. Anglés toma las casas próximas a donde están los republicanos y tapa las salidas del pueblo. A las conco de la tarde del 31 de octubre de 1848 Abad con 203 hombres, nueve de ellos jefes y oficiales, y 82 caballos se entrega a Anglés.
               Gaceta de Madrid nº 5165 de tres de noviembre de 1848. " El Gobierno Político de Huesca comunica el 31 de octubre de 1848 al Ministro de la Gobernación. En este momento, que son las cuatro y media de la tarde, llegan a esta Capital, remitidos por el Comandante General de Huesca desde Siétamo, veinticinco presentados y dos prisioneros de la facción de Abad, cercada en aquel pueblo, y el Comandante anuncia que también se entregarán los más de los que la componen. Para impedir la evasión del resto se ocupa en cerrar todas las salidas, de manera que ya es indudable que quedará completamente aniquilada esta gavilla de rebeldes".
               En la misma Gaceta de Madrid se lee una comunicación del Gobierno Político de Huesca al Ministro de la Gobernación que le eleva copia del Comandante General de esta Provincia que acabo de recibir a las once de la nochhe. Por ella se ve que la facción mandada por Abad ha caido toda en poder de las tropas de S.M. Tan brillante triunfo asegura para siempre la paz de los pueblos del Alto Aragón, y es un nuevo testimonio de que son vanos los esfuerzos de cuantos intentan arrastrarnos a la guerra civil.
               En la misma Gaceta de Madrid el Comandante General de Huesca dice: " Con fecha 31 de octubre de 1848 al Jefe Político de Huesca. Que la facción de las Cinco Villas ha caido hoy en mi poder con armas y caballos, incluso sus principales cabecillas D. Manuel Abad de Huesca y D. Santos Castejón de Sádaba".
               En la citada Gaceta de Madrid hay una nota del Heraldo que dice:
            "Los sublevdos que acaudillaba Abad no hay duda de que contaban largo número de propósitos; y a no ocurrir el descalabro de Siétamo, hoy gemiría nuestro país bajo el duro peso de una enmarañada discordia. Si Abad y los suyos logran burlar el activo esfuerzo de las denodadas tropas, y penetran en algunos pueblos de la ribera, hubiéransele unido los díscolos y sediciosos que ocultamente maquinaron en otro  tiempo para reproducir escenas calamitosas. Felizmente los trastornos y desgracias que pudieron sobrevenir sobre el Aragón han sido  conjurados de un modo instantáneo, merced al exquisito tacto, al genio enérgico y rápida acción del bizarro Sr, Anglés, uno de los más firmes valedores del trono y de las instituciones. Su constancia en la persecución y su gran fuerza de voluntad, unida al arrojo y decisión que ostentó en una noche horrible de tormenta y aguacero, decidieron la victoria que buscaba y que coronó con la captura de los sublevados y su jefe.
               Este notable hecho de armas merecía de justicia un rasgo señalado de aprecio a los servicios del militar esforzado, y el Gobierno ha interpretado perfectamente el mérito  contraído, concediendo la faja de general de la provincia de Huesca. Nosotros nos complacemos de veras en hacer pública la satisfacción cumplida que ha producido en la gran mayoría de habitantes leales y honrados del Alto Aragón el premio dado a los servicis del Sr. Anglés".
               Abad es sometido s un sumarísimo Consejo de Guerra en Huesca y es fusilado el 5 de noviembre de 1848 en las eras de Cáscaro. Junto a él lo son también Santos Castejón de Sádaba, Anselmo Pérez, Marino Desa, Inocencio Desa ySaturnino Arrizabalaga de Ejea de los Caballeros, Antonio Velazquez de Pamplona; dos días después son ajusticiados por sorteo Antonio Soro de Ejea de los Caballeros, Pedro Sánchez de Luesia, Antonio Ferrer y Eusebio Endériz de Sádaba, Ramón Rubio de Valdepeñas y Salvador Chus valenciano.
               Un numeroso grupo son deportados a Filipinas.
               Son indulyados: Jorge Bitrián, comerciante de Huesca, Vicente Moreno, chocolatero de Ayerbe, Mario Corrales, sastre y teniente retirado y José Buén, propietario de Ayerbe.
               En el archivo Provincial figuran dos oficios sobre los ajusticiamientos.
               En uno, la Fiscalía de la Comisión Militar se dirige al Gobernador Eclesiástico del Obispado de Huesca diciéndole que de orden del Brigadier Comandante General de esta Provincia se servirá Ud. disponer que en la mañana de este día y hora de las seis de ella se encuentrenen las Cárceles Consistoriales siete capellanes para los efectos que haya lugar. El oficio está fechado el 5 de noviembre de 1848.
               Hay una nota al margen, de redacción algo oscura que dice: "Fueron asistidos los siete ajusticiados por siete sacerdotes y se dispusieron cinco o seis más suplentes. Hecho de producirse con indecible celeridad; obró la energía,cuando el horror asustó a los sacerdotes y les hizo esconder, y fue necesario para darles ánimo y prestarse como lo hicieron".
               Hay otro oficio fechado el 7 de noviembre de 1848 en que la Fiscalía de la Comisión Militar dice al Gobernador Eclesiástico de la Diócesis de Huesca que se hace indispensable que para dentro de tres cuartos de hora disponga se hallen en estas Cárceles Nacionales seis capellanes.
               También existe una nota al margen que dice: "Se contestó en el momento y se cumplió asistiendo seis y más capellanes. Todo se dispuso a pesar de la sorpresa y hora intempestiva para hallar sacerdotes. Dios hizo el gasto".
              En la sesión municipalordinaria de 22 de marzo de 1873, el señor Muret manifiesta la conveniencia dee erigir un monumento que perpetúe la memoria de los mártires de la libertad que fueron fusilados en esta población en noviembre de 1848; el Ayuntamiento aceptó por unanimidad la idea.
              El monumento se hizo y aún se conserva en el cementerio de Las Mártires de Huesca.

                                 MONUMENTO A LOS FUSILADOS EN 1848
                  En cada una de sus  cuatro caras se lee.



            A LA MEMORIA DE MANUEL ABAD                           Los cuerpos que aquí yacen unidos al
         Y  SUS COMPAÑEROS.                                                      varonil espíritu que latirá en los anales
         Santos Castejón, Mariano Desa,                       de la gran epopeya revolucionaria española,
         Anselmo Pérez, Saturnino Arrizabalaga              formaron una partida en las Cinnco Villas
         Antonio Velázquez, Inocencio Desa,                  bajo la enseña patria y libertad capitulando
         Antonio Ferrer, Antonio Soro,                           honradamente en el vecino pueblo de
         Pedro Sánchez, Eusebio Endériz,                       Siétamo.
         Ramón Rubio y Salvador Chus.              

         Los republicanos del Alto Aragón,                     La ciudad de Huesca vio consternada el 5
         los de Ejea de los Caballeros y de                     de noviembre de 1848 que sin respeto
         Sádaba paisanos todos de los patriotas              a las estipuladas condiciones de rendición
         vícttimas de la ferocidad reaccionaria                 fueron pasados por las armas dentro de los
         erigieron por suscripción pública                        muros que resguardan a un hidalgo y de
         este mausoleo en el año 1885, para                   mocrático pueblo el valeroso oscense
         perpetuar la ejemplar memoria de los                Manuel Abad y siete de sus compañeros
         malogrados héroes que aquí reposan                 cuyo número unido al de sus correligiona
         y la de muchos de sus amigos depor                  rios que fueron fusilados en 7 del mismo
         tados a lejanas e inhospitalarias posesiones        mes y año constituyen los mártires de un
         oceánicas.                                                         ideal tan preclaro como patriótico.

                      En la sesión del Ayuntamiento de 4 de noviembre de 1938 se acuerda hacer desaparecer del monumento funerario existente en el cementerio de Las Mártires, a la memoria de Manuel Abad y otros fusilados en 1848, todas las inscripciones que en el mismo aparecen de exaltación del ideario que sustentaban, conservándose únicamante los nombres de los que bajo el mismo yacen.