martes, 30 de septiembre de 2014



                  CEREMONIA  DE  CORONACIÓN  DE  LOS  REYES  DE  ARAGÓN

          La ceremonia real ha sido siempre una ceremonia de gran solemnidad y cuya idea era ensalzar la autoridad real.
          En esta ceremonia se relacionaba íntimamente el poder real y el religioso, de tal forma que el rey era rey "por la gracia de Dios" y con este poder era defensor de la iglesia, de la paz y de la justicia.
          No sabemos si nuestros primeros reyes aragoneses tenían algún ceremonial. Probablemente sería una simple donación seguida del  consentimiento y aceptación del clero y los nobles. Sería una ceremonia religiosa en la que el rey se comprometería a respetar las leyes y costumbres de sus súbditos.
          Sí sabemos que Ramiro II fue elevado sobre si escudo en Huesca, según tradición navarra. Pero la primera verdadera coronación la inicia Pedro II y la acaba Fernando I de Trastámara. A partir de aquí la ceremonia fue abolida.
          Esta ceremonia siempre se realizaba en Zaragoza, salvo la del incompetente Pedro II que se hizo en Roma. El papa Inocencio III promulga una bula por la cual los reyes de Aragón pueden ser coronados en Zaragoza por el arzobispo de Tarragona, pero solo se haría con el permiso del papa. Ni la ciudadanía aragonesa vio bien que Pedro II se coronase en Roma ni la casa real aceptó que para coronarse hubiese que pedir permiso al papa. Y es que Pedro II  recibe en sus sienes la corona por Inocencio III, y promete fidelidad al papa y  defender al clero. Cuando el papa le pone la espada, Pedro ofrece su reino al papa y se hace fuedatario de la Iglesia y promete pagar cada año 200 mazmodines, y además cede al papa el patronazgo sobre todas las iglesias de Aragón.
          Años después, Pedro IV recordaba:..."y como quiera que los reyes de Aragón están obligados a recibir la unción en Zaragoza, que es la cabeza del reino de Aragón, el cual reino es nuestra principal designación (apellido) y título, consideramos conveniente y razonable que, del mismo modo, en ella reciban los reyes de Aragón el honor de la coronación y las demás insignias reales..." Zaragoza se convierte, pues, en la capital política de la Corona de Aragón, pero no en residencia real. Zaragoza es la elegida para las coronaciones y demás actos solemnes.
          Pero los sucesores de Pedro II no aceptan la infeudación, y además tampoco aceptaron el recibir la corona de la Santa Sede, sino lo consideraron un derecho propio, autocoronándose.
           El hijo de Pedro II, Jaime I repudió la infeudación, no pagó el censo, y no aceptó que el papa le permitera coronarse. Y por tanto Jaime I nunca se coronó.
           Su hijo Pedro III sí fue coronado en la catedral de Zaragoza y reune a los nobles sin contar con el permiso del papa. Demuestra que es libre de recibir la corona donde le plazca y ser coronado por quien le plazca. Pero además declara públicamente que él no era vasallo del papa. Esta postura enérgica y honesta frente a la Santa Sede le traerá malas consecuencias en los años posteriores, hasta el punto de ser excomulgado, pero a todas las dificultades se enfrentó y venció.
          Su hijo Alfonso III coronado el 9 de abril de 1286 en Zaragoza, se desmarca aún más y redacta un documento dode declara que la corona que recibe de las manos del obispo de Huesca, no la recibe de él como representante de la Iglesia de Roma, ni para la Iglesia, ni contra la Iglesia.
          Pedro IV, años después, compila la coronación con la idea de dar mayor solemnidad, y la acaba en 1353. Intenta un equilibrio entre la solemnidad y ritualidad. Pero fundamentalmente trata de evitar la confrontación con la Santa Sede haciendo separación entre jurisdicciones. Regula que la unción le corresponde a la Iglesia, pero deniega que la espada sea recibida de manos eclsiásticas. El astuto Pedro IV pretende con ello sentar el criterio de que el rey recibe el poder directamente de Dios.
          Los símbolos de la monarquía son:
                    La espada, significa el poder y la independencia del papa. En la ceremonia el rey la toma del altar y se la ciñe.
                      La corona, es el símbolo del poder divino.
                      El cetro, símbolo de la justicia.
                      El pomo, simboliza las tierras que Dios ha entregado al rey para su gobierno y defensa.
                      El trono, que siempre está en alto, simboliza la soberanía.
          Ceremonia.
               Empieza la semana anterior al domingo de la coronación con el ayuno del rey el miércoles, viernes y sábado. El domingo, antes de la ceremonia, oia una misa privada, se bañaba, se ponía una túnica, una dalmática blanca y una esclavina púrpura.
               Está en el palacio de la Aljafería donde come. Por la tarde sale de la Aljafería hacia la Seo de San Salvador.
               La comitiva la abren los hijos de los caballeros con las espadas, después un rico-hombre aragonés con la espada del rey, detrás el rey montado en un caballo seguido de los nobles y de aquellos que van a ser armados caballeros.
               Una vez entra en la Seo, cierran la puerta y solo quedan dentro el rey y los caballeros que velarán sus armas.
               Al amanecer entran en la sacristía el arzobispo y otros eclesiásticos. Aquí viene el rey para ser vestido como clérigo, con una camisa, túnica, alba, estola, otra túnica de seda y dalmática de terciopelo rojo con la señal real.
               El rey es armado caballero y   blande la espada tres veces: la primera es el desafío a los enemigos de la religión, la segunda  lo hace en defensa de los desamparados y la tercera es el compromiso de mantener la justicia. El arzobispo le invita a ceñirse la espada, y aquel la coge colocándola en el altar.
               Todo está ya dispuesto para la misa y con la lecturade la Epístola es el verdadero comienzo de la coronación.
               Esta se inicia con la unción, y el arzobispo dice: "Te unjo como rey en nombre del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo".
               Tras la unción, la recepción de la corona. El rey se la coloca y  evita que nadie la toque. Después va cogiendo del altar los símbolos reales: cetro en la mano derecha y pomo en la izquierda. Sube al trono y desde allí oye el Evangelio.
                Acabada la misa, el rey sale del templo con dos soldados delante que portan los símbolos reales. Y así se dirige a la Aljafería seguido por los caballeros y las delegaciones llegadas de todos los puntos de la Corona.
               Al llegar a la Aljafería se introduce en sus aposentos y se quita las vestimentas, preparándose para asistir a las fiestas de la coronación.
          Se trataba, pues, de una ceremonia de gran solemnidad, posiblemente muy vistosa e indudablemente muy simbólica.
                          BIBLIOGRAFÍA
                        ANTONIO DURÁN GUDIOL. El rito de la cotonación del rey de Aragón.
                                   JOSE MARÍA RAMOS LOSCERTALES. Instituciones políticas del reino de Aragón hasta el advenimiento de la Casa Catalana. (Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón. Volumen X)
                                   CARMEN ORCÁSTEGUI GROS. Coronación de los reyes de Aragón.
                                   BONIFACIO PALACIOS MARTÍN.  Ceremonial de consagración y coronación de los reyes de Aragón.
                                   MODESTO LAFUENTE. Historia General de España. Volumen I.
                                   A. MARICHALAR. Historia de la legislación y recitaciones del reino de Aragón.
                                   JERÓNIMO ZURITA. Anales de la Corona de Aragón.
                                   VÍCTOR BALAGUER. Historia de Cataluña y de la Corona de Aragón.
                                   DIONISIO  ALDAMA- MANUEL GARCÍA GONZÁLEZ. Historia General de España.
                     
              
                        



































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