AVATARES DEL RETABLO DEL MONASTERIO DE
MONTEARAGÓN. HUESCA.
Si ustedes tienen la oportunidad de visitar Huesca, yo les recomiendo que no dejen de ver este retablo en el Museo Diocesano. Dicen los expertos que es una maravilla. Pero para mí la maravilla estriba en poder contemplarlo hoy día, pues en el siglo XIX fue sometido a una serie de avatares que su contemplación hoy se debe, sin duda, a un milagro. Y si no lean.
Fernando II de Aragon, conocido como el Católico, tuvo un hijo natural, D. Alonso de Aragón, que fue arzobispo de Zaragoza (1479-1520) y abad del monasterio de Montearagón (1492-1520) que fue quien encargó el retablo a Gil Morlanes el Viejo, para suplir el anterior destruido por un incendio. Lo realizó entre 1506 y 1511.
Tras la desamortización de los regulares de 1836, se puso en venta a pública subasta el monasterio de Montearagón. Lo compró Jayme Agustí el 21 de julio de 1843 en 1.001.000 reales de vellón. Previamente la Junta de Bienes Nacionales de Huesca el 13 de junio de 1843, acuerda y así consta en el anuncio de subasta, que la venta se hace con la exclusión del altar mayor de la iglesia.
Comienza el desguace de Montearagón, pues con ese fin fue comprado, y la venta de materiales que de él se extraen: sillares, tejas, ladrillos, puertas, ventanas, etc. triste destino para este monumento insignia de Aragón. Y allí queda el retablo.
La situación se agrava cuando en enero de 1844 se incendia el minasterio.Y allí está el retablo, que por suerte no es afectado.
La Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos, en acta de 18 de agosto de 1844, nombra a los señores Nasarre y Lasala para intentar que el comprador ceda el monasterio. Pero fracasan en su empeño. Y el retablo sigue allí.
La citada Comisión de Monumentos, tras efectuar una visita al monasterio y según acta de 27 de julio de 1847, acuerda el traslado del retablo a un lugar seguro. Y en acta de 26 de agosto de 1847 se nos dice que el retablo ha sido colocado en el brazo izquierdo del crucero de la catedral de Huesca, junto a la puerta del claustro. Los gastos del traslado corren a cargo de la Diputación Provincial ce Huesca.
Ya en la catedral está a salvo del robo y de la destrucción. Pero este no es el final de sus desventuras.
En 1859 los nuevos propietarios de Montearagón, los hermanos Andrés y Gregorio Campaña, con una "magnanimidad y esplendidez sin límites" tras haber expoliado el monasterio y a petición de unos políticos "pelotas", lo ceden a la corona. La toma de posesión se realiza el 2 de julio de 1859 por D. Miguel de Calvo y García Herreros, Comisario regio, oficial primero de la Intendencia general de Real Casa. La iglesia está dañada, le falta la b´veda. El arquitecto D. Mariano Royo cree de urgencia restablecer la bóveda y presenta a D. Miguel de Calvo un pesupuesto de 85.028 reales de vellón, que lo encuentra adecuado y ordena que comiencen las obras.
Restaurada la bóveda, el retablo se coloca en Montearagón en noviembre de 1862. Ya ha vuelto el retablo a su lugarde origen y allí queda solo y desamparado. El Cabildo Catedralicio no se opuso a su traslado ya que el monasterio se iba a convertir en Real Sitio. No se cuenta para nada con la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos. Parece que es norma general, en todas las épocas, que las decisiones sobre las obras de arte no las tomen los especialistas en arte y no politizados.
Ya en Montearagón, solo y abandonado, comienzan de nuevo sus desventuras.
En 1863 se desploma la bóveda de la iglesia, y el retablo allí, que por suerte no le afecta. Viene el arquitecto mayor de palacio y diagnostica que las obras fueron hechas de mala fe por el contratista. Observen ustedes que hay cosas que no cambian con los siglos.
El 28 de junio de 1866 el arquitecto D. Hilarión Rubio detiene la rehabilitación por falta e dinero. Y tras la Revolución de 1868 la Dirección General de Patrimonio abandona Montearagón a su suerte.
Y de nuevo el retablo expuesto al robo, al vandalismo y a la destrucción. Ante esta situación caótica la Dirección General de Instrucción Pública decide llevar el retablo al Museo Arqueológico Nacional para conservarlo. Pero afortunadamente el Gobernador se opone y argumenta que se va a crear en Huesca un Museo Arqueológico y que el retablo será cuidado por la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos. Menos mal que esta mentira detiene el traslado; qué poco faltó para que hoy lo incluyéramos en la lista del "Patrimonio emigrado". Se queda, pues, en Huesca pero continua abandonado.
En 1876 la Comisión de Monumentos piensa que el retablo está en peligro y decide traerlo a Huesca, para lo cual pide una subvención a la Diputación Provincial de Huesca y efectivamente, en el Libro de Actas nº 636 figura en su párrafo 15, sesión de 8 de noviembre de 1876. Y tras una fuerte oposición por parte de algunos diputados, se aprueba librar del capítulo de imprevistos 750 pts. para los gastos de traslación.
Sin embargo, el traslado se efectua diez años después. ¿Qué ocurrió? No he encontrado nada en los archivos que lo explique, pero debió surgir algún problema importante, ya que desde su creación en 1844, la Comisión de Monumentos luchó siempre para la conservación del retablo.
El 6 de diciembre de 1883 el obispo de Huesca, D. Honorio María Onaindía Pérez solicita trasladar el retablo, pues opina que tiene derecho a él como de todos los objetos de culto de los conventos suprimidos.
El 15 de julio de 1884 el Delegado de Hacienda autoriza su traslado a la catedral, pero aclara que la entrega es en depósito hasta que la Dirección General de Propiedades y Derechos del Estado adopte su resolución definitiva. Pero el obispo Onaindía el 10 de agosto de 1884 contesta que no se hace cargo hasta conocer los términos definitivos de la cesión. Tras este acto de soberbia el retablo sigue abandonado a su suerte.
No hay contestación de la Dirección General y el obispo fallece el 27 de diciembre de 1886. Y el retablo de Montearagón en el mayor de los desamparos.
En esto estamos cuando llega una persona con decisión, el Vicario Capitular D. Valentín Carderera, que el 28 de septiembre de 1887 decide su traslado de forma urgente ante el peligro de ruina o robo. El 31 de octubre de 1887 se firma en Montearagón el acta de recepción del retablo. El Vicario Carderera no discute la propiedad, hace lo más razonable, traerlo a la catedral.
El Vicepresidente de la Comisión de Monumentos propone la conveniencia de colocarlo en la parroquia anexa a la catedral, la conocida popularmente como la "Parroquieta", construida por el obispo Onaindía y que hoy es el Museo Diocesano. En definitiva, solo y abandonado se pasó en Monteragón 38 años.
Han pasado más de ciento veinte años y el retablo calmó sus ansias viajeras, se sobrepuso a robos, deterioros, roturas y ahora se nos muestra como una de las joyas del arte sacro del Museo Diocesano de Huesca. ¿Su conservación para ahora poder contemplarlo no es un milagro? Y aún más cuando sabemos que de todos los retablos hechos por Gil Morlanes en Viejo, es el único que permanece intacto. Es paradójico además de milagroso.
( Todos los datos aquí expuestos han sido obtenidos del Archivo Histórico Provincial y del Archivo Diocesano, de Huesca )
En 1859 los nuevos propietarios de Montearagón, los hermanos Andrés y Gregorio Campaña, con una "magnanimidad y esplendidez sin límites" tras haber expoliado el monasterio y a petición de unos políticos "pelotas", lo ceden a la corona. La toma de posesión se realiza el 2 de julio de 1859 por D. Miguel de Calvo y García Herreros, Comisario regio, oficial primero de la Intendencia general de Real Casa. La iglesia está dañada, le falta la b´veda. El arquitecto D. Mariano Royo cree de urgencia restablecer la bóveda y presenta a D. Miguel de Calvo un pesupuesto de 85.028 reales de vellón, que lo encuentra adecuado y ordena que comiencen las obras.
Restaurada la bóveda, el retablo se coloca en Montearagón en noviembre de 1862. Ya ha vuelto el retablo a su lugarde origen y allí queda solo y desamparado. El Cabildo Catedralicio no se opuso a su traslado ya que el monasterio se iba a convertir en Real Sitio. No se cuenta para nada con la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos. Parece que es norma general, en todas las épocas, que las decisiones sobre las obras de arte no las tomen los especialistas en arte y no politizados.
Ya en Montearagón, solo y abandonado, comienzan de nuevo sus desventuras.
En 1863 se desploma la bóveda de la iglesia, y el retablo allí, que por suerte no le afecta. Viene el arquitecto mayor de palacio y diagnostica que las obras fueron hechas de mala fe por el contratista. Observen ustedes que hay cosas que no cambian con los siglos.
El 28 de junio de 1866 el arquitecto D. Hilarión Rubio detiene la rehabilitación por falta e dinero. Y tras la Revolución de 1868 la Dirección General de Patrimonio abandona Montearagón a su suerte.
Y de nuevo el retablo expuesto al robo, al vandalismo y a la destrucción. Ante esta situación caótica la Dirección General de Instrucción Pública decide llevar el retablo al Museo Arqueológico Nacional para conservarlo. Pero afortunadamente el Gobernador se opone y argumenta que se va a crear en Huesca un Museo Arqueológico y que el retablo será cuidado por la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos. Menos mal que esta mentira detiene el traslado; qué poco faltó para que hoy lo incluyéramos en la lista del "Patrimonio emigrado". Se queda, pues, en Huesca pero continua abandonado.
En 1876 la Comisión de Monumentos piensa que el retablo está en peligro y decide traerlo a Huesca, para lo cual pide una subvención a la Diputación Provincial de Huesca y efectivamente, en el Libro de Actas nº 636 figura en su párrafo 15, sesión de 8 de noviembre de 1876. Y tras una fuerte oposición por parte de algunos diputados, se aprueba librar del capítulo de imprevistos 750 pts. para los gastos de traslación.
Sin embargo, el traslado se efectua diez años después. ¿Qué ocurrió? No he encontrado nada en los archivos que lo explique, pero debió surgir algún problema importante, ya que desde su creación en 1844, la Comisión de Monumentos luchó siempre para la conservación del retablo.
El 6 de diciembre de 1883 el obispo de Huesca, D. Honorio María Onaindía Pérez solicita trasladar el retablo, pues opina que tiene derecho a él como de todos los objetos de culto de los conventos suprimidos.
El 15 de julio de 1884 el Delegado de Hacienda autoriza su traslado a la catedral, pero aclara que la entrega es en depósito hasta que la Dirección General de Propiedades y Derechos del Estado adopte su resolución definitiva. Pero el obispo Onaindía el 10 de agosto de 1884 contesta que no se hace cargo hasta conocer los términos definitivos de la cesión. Tras este acto de soberbia el retablo sigue abandonado a su suerte.
No hay contestación de la Dirección General y el obispo fallece el 27 de diciembre de 1886. Y el retablo de Montearagón en el mayor de los desamparos.
En esto estamos cuando llega una persona con decisión, el Vicario Capitular D. Valentín Carderera, que el 28 de septiembre de 1887 decide su traslado de forma urgente ante el peligro de ruina o robo. El 31 de octubre de 1887 se firma en Montearagón el acta de recepción del retablo. El Vicario Carderera no discute la propiedad, hace lo más razonable, traerlo a la catedral.
El Vicepresidente de la Comisión de Monumentos propone la conveniencia de colocarlo en la parroquia anexa a la catedral, la conocida popularmente como la "Parroquieta", construida por el obispo Onaindía y que hoy es el Museo Diocesano. En definitiva, solo y abandonado se pasó en Monteragón 38 años.
Han pasado más de ciento veinte años y el retablo calmó sus ansias viajeras, se sobrepuso a robos, deterioros, roturas y ahora se nos muestra como una de las joyas del arte sacro del Museo Diocesano de Huesca. ¿Su conservación para ahora poder contemplarlo no es un milagro? Y aún más cuando sabemos que de todos los retablos hechos por Gil Morlanes en Viejo, es el único que permanece intacto. Es paradójico además de milagroso.
( Todos los datos aquí expuestos han sido obtenidos del Archivo Histórico Provincial y del Archivo Diocesano, de Huesca )
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