lunes, 14 de marzo de 2016


                               UNA SUBLEVACIÓN DEL SIGLO XIX      


                                                               Bando 982

          D. Ramón Anglés, Brigadier de Infantería y Comandante General de la Provincia de Huesca.
                    Habiéndose declarado en rebelión la mayor parte de los habitantes de los villas de Ansó, Hecho y Siresa; con el fin de sofocarla, dar a los pueblos la paz que necesitan, con el de cumplir con mi deber y las órdenes del Excmo. Sr. Capitán General de este Reino y autorizado ampliamente por dicho Excmo. Sr. ordeno y mando.
                    Artículo 1º. Todo el que halla tomado parte en la rebelión, el que la haya auxiliado directa o indirectamente será pasado por las armas.
                      Artículo 2º. Todos los individuos que hayan ejercido en los pueblos cargos municipales o de cualquier otra especie a nombre de los sublevados sufrirá la misma pena de muerte.
                   Artículo 3º. En los pueblos en los que hayan sido depuestos los Ayuntamientos que había, volverán a sus puestos inmeditamente, investidos para este cargo por la ley y procurarán bajo su más estrecha responsabilidad capturar a los que les han reemplazado a fin de llevar a efecto el artículo anterior.
                     Artículo 4º. Los alcaldes de los pueblos me darán una noticia inmediatamente que reciban este bando de las personas de los suyos que se hayan ausentado de ellos desde que estalló la rebelión, los que lo hubiesen verificado tres días antes y durante ella.
                     Artículo 5º. Se indemnizará a los pueblos y particulares de los perjuicios que les hayan originado los rebeldes , con los bienes de estos, con los de los que hayan tomado parte en ellos y con los de sus cómplices y encubridores.
                        
                                    Santa Cilia 23 de noviembre de 1844.
                       
     
               Esto que acaban ustedes de leer, y creo que con perplejidad, está copiado del original esxistente en el Archivo Municipal de Huesca. Y es que repasando los archivos nos encontramos con documentos que nos explican mejor que nada cuales eran las condiciones de la sociedad de la época.
               El bando muestra una crueldad inaudita fruto de una sociedad descompuesta de la España del siglo XIX.
                Revoluciones, guerras civiles, bandolerismo, asesinatos, robos etc. producto todo ello de unos políticos incompetentes, que delegan en las autoridades militares, aún más incompetentes si ello fuera posible, la resolución de los problemas, y este bando es un ejemplo de como los resolvían.
                 Los políticos no dialogaban ¿ iban a hacerlo los militares? y así andábamos, con fusilamientos, estados de guerra, asonadas, que nunca han resuelto ningún problema.
               Desgraciadamente este hecho aquí relatado no es una excepción en el siglo XIX. Y como consecuencia fue uno de los siglos más desgraciados de nuestra historia, si no el que más. Y que tuvo su triste continuación en gran parte del siglo XX.
                  Lo curioso de nuestros políticos de antes, de ahora y tal vez de siempre, es que ponen por delante el diálogo aunque practican el monólogo.
                    Esperemos que nuestros políticos actuales lean la historia del siglo XIX y se comprometan dentro de sí a no repetirla.
 
      

                                














       

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