martes, 11 de marzo de 2014


                             BATALLA DE ALCORAZ. CONQUISTA DE HUESCA.

      Es posiblemente uno de los acontecimientos más importantes de la historia de Aragón y posiblemente también de los más desconocidos.
      A comienzos de mayo de 1094 comienza el  asedio de Huesca por Sancho Ramírez. Fortifica todas sus salidas y entradas. En 1086 innicia la construcción del castillo de Montearagón que acabó en 1089. Otro lugar fortificado era el castillo dde Loarre construido por su abuelo Sancho Garcés III. Y por último el castillo de Marcuello construido antes de 1074.
      La empresa de conquistar Huesca era enormentedificil dado que estaba perfectamente fortificada. Tenía una muralla de sillares de 1.800 m. de longitud y una torre cuadrangular cada 23m., o sea, entre ochenta y noventa torres. 
      Sancho Ramírez con sus hijos Pedro y Alfonso, por la ribera izquierda del Isuela, parte norte de la ciudad, van revisando el lugar más apropiado para realizar el asalto, cuando un ballestero musulmán disparó una flecha que hirió mortalmente a Sancho Ramírez en el costado derecho. Antes de morir nombra a Pedro  su sucesor y aclamado por todos los barones, quien jura no levantar el cerco hasta caer en sus manos la ciudad.
      Tras sacarle la saeta murió. Era el 4 de junio de 1094. Su cadaver fue llevado a Montearagón y poco tiempo después trasladado al monasterio de San Juan de la Peña, al panteón de reyes.
      Para completar el cerco a Huesca, Pedro construyó  la fortificación del Pueyo de Sancho en el lugar donde ahora se encuentra la ermita de San Jorge. Esto hace pensar que Pedro decidió a terminar con esta pesadilla.
      El gobernador árabe de Huesca, Abd al-Rahman envió emisarios a Pedro ofreciéndole dinero si levantaba el sitio lo que no aceptó. Pero al mismo tiempo pidió  ayuda a Ahmad al-Mustain de Zaragoza indicándole el peligro que corría dicha capital si ccaia Huesca. Al-Mustain pidió, a su vez, ayuda a dos condes castellanos, García Ordoñez de Nájera y a Gonzalo Núñez de Lara y Osma, que enviaron tropas.
       El ejército musulmán y castellano salió de Zaragoza en los primeros días de noviembre y llegado a Huesca instaló su campamento frente a la posición cristiana del Pueyo de Sancho.
          Los combatientes eligiero para la batalla un campo abierto y llano a las afueras de Huesca, en la partida Alcoraz, junto  al camino a Zaragoza, frente al Pueyo de Sancho.
        En la primera línea iba el infante Alfonso con Castán de Biel y Barbatuerta.
       En el centro: Bacalla, García Dentrosiello, Lupo Ferrens de Luna y Fortún de Lizana con sus trescientos maceros.
     En la retaguardia Pedro I con Ladrón, Jimeno Aznar de Oteiza y Sancho de Peña. Esta era la disposición del ejército cristiano  según la Crónica de San Juan de la Peña.
      La vanguardia se encontró con el ejército musulmán de al-Mustain en el llano de Alcoraz, sur de Huesca. Alfonso dio la orden de ataque a su caballería y penetraron en los escuadrones moros. Tras los choques iniciales, la carga de los caballeros cristianos destruyó el centro de la línea musulmana, con la captura del conde García Ordoñez. Esta rotura presagia el desorden. Los jefes musulmanes al ver que su resistencia disminuia y temiendo que su rey fuese capturado, inician la retirada.Los cristianos persiguen a los fugitivos y producen una masacre.
      Tras la batalla, Pedro publicó una orden para el 27 de noviembre dar el último ataque a los sitiados y el asalto a la ciudad.
      Al-Turtusi da un resumen de la batalla que le trasnmitió un testigo: "Trabose una lucha enconada, ofreciendo  ambas partes tenaz resistencia, sin volver la espalda ninguna de ellas ni abandonar sus posiciones, sin que nadie hubiera huído. A eso de media tarde se quedaron un rato observándonos y después dieron una carga contra nosotros, metiéndose por en medio de nuestras filas y dejándonos divididos  en dos grupos. Interpusieronse en medio de nuestros compañeros y nosotros, quedando en el centro, lo cual dio lugar a que nuestra resistencia cediera. Al cabo de un rato de lucha en estas condiciones, ya nos hallábamos más quebrantados que los cristianos. Los jefes de cuerpo aconsejaron al sultán que pusiera en salvo su persona, y el ejército musulmán quedó destrozado y disperso totalmente, pasando la ciudad de Huesca a poder del enemigo".
      Es dificil saber el número de combatientes y distinto según las fuentes. Las fuentes musulmanas cifran en 20.000 soldados el ejército árabe. Aunque posiblemente no fueran tantos, pero indudablemente superior al cristiano. El ejército de Pedro I se puede calcular indirectamente sabiendo el número de escuadrones de que constaba, unos veinte y cinco, con treinta soldados montados por escuadrón, lo que harían entre 750 a 800 a caballo. Calculando a tres peones por jinete, el ejército de Pedro I seria entre 2.500 y  3.000.
      La fecha de la batalla fue con casi total certeza el 18 de noviembre de 1096.
      Abd al-Rahman considera inutil la defensa de la ciudad y sin esperar el asalto decide ajustar la entrega a PedroI. Pronto se firman las capitulaciones. Una vez firmadas, Pedro I entra en la ciudad y Abd al-Rahman con sus seguidores sale de ella.
      Las condiciones de rendición fueron:
            el derecho a conservar la vida y las posesiones.
            el conservar la práctica de su religión.
            la posibilidad de emigrar.
      Los musulmanes tuvieron que abandonar sus casas dentro de la ciudad para instalarse fuera del casco urbano.
       A la entrada Pedro I iba a caballo, a su lado Alfonso y nobles y caballeros de Aragón y Navarra.
       A partir de este momento la sede episcopal de Jaca se traslada a Huesca y sus obispos se titularán de Huesca-Jaca.
       El día doce de diciembre la mezquita mayor fue consagrada como catedral por el obispo Pedro de Huesca-Jaca. Junto a Pedro estaban presentes en esta ceremonia su hermano Alfonso y nobles y caballeros, así como Belenguer arzobispo de Tarragona, Amato arzobispo de Burdeos, Pedro obispo de Pamplona, Folch obispo de Barcelona, Sancho obispo de Lascares, Frotardo abad de San Ponce de Tomeras y Simón prior de Montearagón.
      
       

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