A LOS EJÉRCITOS DE TIERRA DE LA REPÚBLICA ESPAÑOLA
CIRCULAR
Soldados: la fuerza de las ideas que rompió los diques que sostenían las corrientes de la nueva vida ha hecho innecesario el imperio de la revolución armada que habían provocado los partidos medios con sus mistificaciones pseudo-democráticas.
En vez de huracanes violentos de una revolución que había de ser la cuna de esta gran República, ha triunfado sin sangre la causa del derecho, asentando su firme planta sobre los escombros del trono derruido de cien reyes.
A este hecho maravilloso y grande, que enseñará al mundo la renaciente grandeza de este pueblo noble y fraternal, es debido que yo, el más pequeño de vuestros compañeros, haya salido de su olvidado retiro, para ser elevado, aunque interinamente, a un alto puesto que nunca ambicioné.
Al dirigiros desde aquí mi voz amiga, lo hago lleno de esperanzas para el porvenir, porque cuento con el valor y la prudencia del ejército; pero me alienta la idea de que nos conozcamos sin ocultaciones, impropias de la franqueza militar, para que me acepteis como soy y no de otra manera.
Si como político soy republicano federal, como militar lo soy también, porque esta forma de Gobierno que hace a los hombres libres e independientes, dando esta misma autonomía a los Municipios, a las provincias y a la nación, descentralizando todo y dándole vida propia, esta forma de Gobierno, que es una resurrección para la humanidad en las instituciones civiles, lo es también en las militares, porque hace al ciudadano libre y digno y porque descentraliza en el ejército los poderes, los mandos y la administración.
a establecer, pues, en el ejército estas reformas en toda su pureza es a lo que me consagraré, bien en los decretos en que sea posible hacerlas hoy, o bien en los proyectos de ley que preparo y presentaré a la próxima Asamblea, sea en calidad de Ministro o de Diputado, armonizando mi conducta, ahora y luego con la de los demás ministerios, para que el ideal de toda mi vida no sea en el ejército antagónico a las instituciones civiles y políticas que aspiramos a construir
No se me oculta el efecto que estas nuevas terías han de despertar en el ejército, quien había creido perdidos sus derechos personales y usurpados sus intereses el día que triunfase esta forma de Gobbierno. contra las calumnias que las pasiones políticas hicieron inventar a nuestros enemigos para dificultar el triunfo de la idea republicana, haciendo creer al ejécito que éramos sus contrarios y que íbamos directamente en busca de su ruina y depresión; contra a quellas teorías, contrarias al criterio republicano en el ejército, yo opondré brevemente el plan terminado de un ejército democrático federal en que la carrera militar sea un oficio digno, honroso y bien retribuido, siendo científica para los que deseen asirar a los altos puestos de la milicia, y siendo fácil a todos llegar a ellos si tienen verdaderos méritos y honradez.
Yo propondré medios nuevos de entrar, de vivir, de ascender y de no estar abandonados en la vejez o en la inutiliad, aplicables al ejército de la República más descentralizada, sin perjudicar el presente, ni cerrar las legítimas esperanzas del porvenir
El ejército va a pasar de la esclavitud a la vida libre, del servilismo a la democracia, porque ha pasado de la Monarquía a la República, y en la República los soldados son ciudadanos, por lo que no tiene soldados forzosos; pues que el ciudadano es autónomo y la autonomía no se fuerza.
El momento de que no haya soldados forzosos es llegado ya; la quinta está abolida, los soldados que lo son todavía por aquel sistema injusto tienen sus licencias en las cartucheras de las hordas carlistas. Sería cobardía retirarse sin batir y vencer a los enemigos de la patria y la libertad: no serían nunca libres, ni hombres, los soldados actuales, si venciese el carlismo, y yo tengo la seguridad de que los soldados de la República española no son cobardes, como de que harán con arrojo y sufrimiento una campaña de pocos dias, para retirarse a sus casas con el orgullo de su victoria, y sin tener la eterna vergüenza de haber abandonado la República y la libertad españolas, que hoy les están confiadas y mañana les estarán agradecidas.
El licenciamiento de los soldados actuales, y la formación de un ejército libre, de ciudadanos libres, es la base militar de la República que aspiramos a establecer y la forma que muy pronto ha de tomar el nuevo ejército al terminarse la ya espirante campaña carlista.
A los militares que no son republicanos les parece imposible salir de la quinta y del servicio forzoso en los ejércitos; mas para los que creemos que el ejército es una parte del pueblo mismo, qque se arma y defiende en nombre de todos la patria o la libertad, no ofrece dificultades el crearlo bueno y libre.
No por esto puede tolerarse que el que manda deje su puesto y su mando faltando a sus deberes, ni que el que obedece se crea libre del respeto y la obediencia, siendo estos extremos con los que no transigiré, dando al efecto la Autoridad necesaria a exigir estrecha responsabilidad en los mandos que la República confíe.
Por lo demás, abandonemos las rutinas que han arruinado la patria y eclipsado su antiguo esplendor, y, siguiendo la corriente de los tiempos, entreguémonos a la democracia sin adulteraciones, manifestando lealmente los militares que no quieren serlo de la República, en la seguridad de que será respetada la opinión de todos, y que no se les privará de ninguno de sus derechos.
Es, en resumen, toda una transformación la que va a sufrir el ejército, pero provechosa al ejército mismo como a la República. Al llegar interinamente a este alto puesto he debido anunciar la idea, borrar los temores e inspirar confianza con la verdad; si el personal del ejército me secunda, pronto llegaremos a tener los bienes que esta forma de Gobierno entraña, quedando yo tranquilo por haber dedicado mis estudios, mi experiencia y mis esfuerzos al establecimiento de la democracia en el ejército y de la magestad en la República.
Madrid 2 de Mayo de 1873
Vuestro compañero y Ministro interino, Fernando Pierrad
A este hecho maravilloso y grande, que enseñará al mundo la renaciente grandeza de este pueblo noble y fraternal, es debido que yo, el más pequeño de vuestros compañeros, haya salido de su olvidado retiro, para ser elevado, aunque interinamente, a un alto puesto que nunca ambicioné.
Al dirigiros desde aquí mi voz amiga, lo hago lleno de esperanzas para el porvenir, porque cuento con el valor y la prudencia del ejército; pero me alienta la idea de que nos conozcamos sin ocultaciones, impropias de la franqueza militar, para que me acepteis como soy y no de otra manera.
Si como político soy republicano federal, como militar lo soy también, porque esta forma de Gobierno que hace a los hombres libres e independientes, dando esta misma autonomía a los Municipios, a las provincias y a la nación, descentralizando todo y dándole vida propia, esta forma de Gobierno, que es una resurrección para la humanidad en las instituciones civiles, lo es también en las militares, porque hace al ciudadano libre y digno y porque descentraliza en el ejército los poderes, los mandos y la administración.
a establecer, pues, en el ejército estas reformas en toda su pureza es a lo que me consagraré, bien en los decretos en que sea posible hacerlas hoy, o bien en los proyectos de ley que preparo y presentaré a la próxima Asamblea, sea en calidad de Ministro o de Diputado, armonizando mi conducta, ahora y luego con la de los demás ministerios, para que el ideal de toda mi vida no sea en el ejército antagónico a las instituciones civiles y políticas que aspiramos a construir
No se me oculta el efecto que estas nuevas terías han de despertar en el ejército, quien había creido perdidos sus derechos personales y usurpados sus intereses el día que triunfase esta forma de Gobbierno. contra las calumnias que las pasiones políticas hicieron inventar a nuestros enemigos para dificultar el triunfo de la idea republicana, haciendo creer al ejécito que éramos sus contrarios y que íbamos directamente en busca de su ruina y depresión; contra a quellas teorías, contrarias al criterio republicano en el ejército, yo opondré brevemente el plan terminado de un ejército democrático federal en que la carrera militar sea un oficio digno, honroso y bien retribuido, siendo científica para los que deseen asirar a los altos puestos de la milicia, y siendo fácil a todos llegar a ellos si tienen verdaderos méritos y honradez.
Yo propondré medios nuevos de entrar, de vivir, de ascender y de no estar abandonados en la vejez o en la inutiliad, aplicables al ejército de la República más descentralizada, sin perjudicar el presente, ni cerrar las legítimas esperanzas del porvenir
El ejército va a pasar de la esclavitud a la vida libre, del servilismo a la democracia, porque ha pasado de la Monarquía a la República, y en la República los soldados son ciudadanos, por lo que no tiene soldados forzosos; pues que el ciudadano es autónomo y la autonomía no se fuerza.
El momento de que no haya soldados forzosos es llegado ya; la quinta está abolida, los soldados que lo son todavía por aquel sistema injusto tienen sus licencias en las cartucheras de las hordas carlistas. Sería cobardía retirarse sin batir y vencer a los enemigos de la patria y la libertad: no serían nunca libres, ni hombres, los soldados actuales, si venciese el carlismo, y yo tengo la seguridad de que los soldados de la República española no son cobardes, como de que harán con arrojo y sufrimiento una campaña de pocos dias, para retirarse a sus casas con el orgullo de su victoria, y sin tener la eterna vergüenza de haber abandonado la República y la libertad españolas, que hoy les están confiadas y mañana les estarán agradecidas.
El licenciamiento de los soldados actuales, y la formación de un ejército libre, de ciudadanos libres, es la base militar de la República que aspiramos a establecer y la forma que muy pronto ha de tomar el nuevo ejército al terminarse la ya espirante campaña carlista.
A los militares que no son republicanos les parece imposible salir de la quinta y del servicio forzoso en los ejércitos; mas para los que creemos que el ejército es una parte del pueblo mismo, qque se arma y defiende en nombre de todos la patria o la libertad, no ofrece dificultades el crearlo bueno y libre.
No por esto puede tolerarse que el que manda deje su puesto y su mando faltando a sus deberes, ni que el que obedece se crea libre del respeto y la obediencia, siendo estos extremos con los que no transigiré, dando al efecto la Autoridad necesaria a exigir estrecha responsabilidad en los mandos que la República confíe.
Por lo demás, abandonemos las rutinas que han arruinado la patria y eclipsado su antiguo esplendor, y, siguiendo la corriente de los tiempos, entreguémonos a la democracia sin adulteraciones, manifestando lealmente los militares que no quieren serlo de la República, en la seguridad de que será respetada la opinión de todos, y que no se les privará de ninguno de sus derechos.
Es, en resumen, toda una transformación la que va a sufrir el ejército, pero provechosa al ejército mismo como a la República. Al llegar interinamente a este alto puesto he debido anunciar la idea, borrar los temores e inspirar confianza con la verdad; si el personal del ejército me secunda, pronto llegaremos a tener los bienes que esta forma de Gobierno entraña, quedando yo tranquilo por haber dedicado mis estudios, mi experiencia y mis esfuerzos al establecimiento de la democracia en el ejército y de la magestad en la República.
Madrid 2 de Mayo de 1873
Vuestro compañero y Ministro interino, Fernando Pierrad
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