GUERRA DE SECESIÓN CATALANA
Llamada también Sublevación de Cataluña, Guerra de Cataluña, Guerra de los Segadores, fue el conflicto armado de la Monarquía española con la Generalidad catalana ayudada por el ejército francés de Luís XIII. Duró desde 1640 a 1652 y las consecuencias fueron el desastre económico y social de España y otro tanto o más para Cataluña, pero es que además las tierras integrantes de Cataluña, el Rosellón y la Cerdaña norte, pasaron definitivamente a Francia.
Los catalanes siempre han dicho que este conflicto fue consecuencie del Menorial secreto de 25 de diciembre de 1624 que el valido Olivares, privado de Felipe IV, por el que se quiso unificar las leyes para todos todos los estados españoles.
Y además también por otro proyecto de Olivares de 1626, llamado la Unión de Armas, por el cual todos los reinos y condados de España debían contribuir con hombres y dinero para el mantenimiento de los ejércitos de forma proporcional a su potencia económica y demográfica. Hasta este momento era Castilla sobre la que recaía todo el peso económico. Evidentemente fue aplaudido por Castilla pero rechazado por todos los no castellanos.
Pero estas disposiciones no se cumpliron, siguieron como antes aportando pequeñas subvenciones para subvenir a los gastos de defensa, por lo que creo que no fueron estas dos causas solas las causas del conflicto. Fue el perpétuo afán de secesión catalana.
Es posible que hubiese otra causa que fuese el detonante esperado para explotar el conflicto.
Entre 1635 y 1640 había una guerra entre Luís XIII de Francia y Felipe IV de España. Olivares manda fuerzas militares a Cataluña para atacar a francia por el sur. Pero estas tropas, mayormente mercenarios, tenían que ser mantanidas y alojadas por las ciudades a cargo de sus ciudadanos, hecho habitual en esta época y posteriormente.
Se inician los conflictos con el ejército, y el virrey Santa Coloma pone en marcha medidas duras. Entonces los campesinos gerundenses se levantan y atacan a los soldados reales, y llegan a Barcelona donde se les unen los segadores. Comienza una semana de vandalismo que se ha llamado el Corpus de Sangre (7 de junio de 1640). Asesinan a soldadops, a funcionarios e incluso al virrey de Cataluña.
Los pocos soldados afincados en Barcelona fueron incapaces de parar a los sublevados. Pero ni siquiera la Generalidad y las élites catalanas lograron controlarla.
Esta revolución no nace por generación expontánea, fueron la burguesía y la nobleza catalana las que promovieron todo este movimiento contra el ejército. Pero fue tal la brutalidad que atemorizó a los mismos que la habían originado.
Los gobernantes de Cataluña no solo no pueden controlar la revuelta sino que además son incapades de gobernar y encuentran una solución desastrosa, Claris Presidente de la Generalidad pide ayuda militar a Francia, se alía con el enemigo de la Monarquía española.
Ante esta situación, Olivares empieza a preparar un ejército para recuperar Cataluña. Este ejército real toma Tortosa y se aproxima a Barcelona, y Claris toma la decisión de aliarse con Francia contra Felipe IV. El 16 de enero de 1641 proclaman la República con el apoyo y ayuda de Francia. La generalidad nombra conde de y soberano de Cataluña a Luis XIII. El ejército franco-catalán defiende Barcelona con éxito y el ejército real se retira.
Luís XIII, en posesión de Cataluña, nombra a un virrey francés, coloca en la Administración a dedo a sus amigos. El coste del ejército francés en Cataluña, que tiene que pagar la Generalidad, aumenta, siendo cada vez más que un aliado una fuerza ocupante. Cataluña era el lugar de venta de los productos franceses. La población se percata de que su situación era peor con Luís XIII que con Felipe IV.
Llegó a tal altura este descontento de los catalanes, que Felipe IV decide atacar a los franceses en 1651. El ejército real al mando de Juan José de Austria asedia Barcelona y el ejército franco-catalán se rinde en 1652 y los catalanes aceptan las condiciones de rendición que este les impone.
Este es el final de tanto desastre, las cosas no cambian, Felipe IV es reconocido como rey y Juan José de Austria como virrey.
Las consecuencias de esta guerra son el perjuicio económico para España y mucho más para Cataluña y la pérdida definitiva de los territorios catalanes del sur de Francia, Rosellón y Cerdaña norte.
Y tras la rendición no pasa nada, como si los causantes de tan gran desgracia fuesen unos desconocidos que casualmente pasaban por allí, salen sin un rasguño.
Y es que la Guerra de Secesión no fue un caso aislado. La guerra entre Juan II, rey de Aragón (1458-1479) y la Generalidad que no lo aceptaba como rey e incluso llegó a nombrar a otros reyes como Enrique IV (sorprendente, era el rey de Castilla), tras declinar dieron la corona a Pedro de Portugal y tras su muerte al primer enemigo de Cataluña, Renato de Anjou. Acabó la guerra con la victoria de Juan II y parece como si los causantes fuesen personas ajenas.
La Guerra de Sucesión de principios del siglo XVIII, a la que tanto aluden los catalanes para quejarse, no fue sino una guerra entre los partidarios del archiduque Carlos (Aragón, Cataluña y Valencia) contra los partidarios de Felipe V. Los catalanes apostaron por caballo perdedor y perdieron pero igual les pasó a Aragón y a Valencia.
Y por último durante la Segunada República de !931 que declararon la república independiente de Cataluña, perdieron la guerra y sufrieron las consecuencias de la derrota como el resto de España pero no más.
Es como si para atraer a alguien a la concordia en España hubiese que darle prebendas, tampoco castigos, sino simplemente la aplicación de la Ley.
De todo esto se sacan dos conclusiones:
1ª Los catalanes en todas las épocas han pedido su independencia.
2ª Los catalanes siempre, en todas las épocas, no han conseguido su objetivo.
Entre 1635 y 1640 había una guerra entre Luís XIII de Francia y Felipe IV de España. Olivares manda fuerzas militares a Cataluña para atacar a francia por el sur. Pero estas tropas, mayormente mercenarios, tenían que ser mantanidas y alojadas por las ciudades a cargo de sus ciudadanos, hecho habitual en esta época y posteriormente.
Se inician los conflictos con el ejército, y el virrey Santa Coloma pone en marcha medidas duras. Entonces los campesinos gerundenses se levantan y atacan a los soldados reales, y llegan a Barcelona donde se les unen los segadores. Comienza una semana de vandalismo que se ha llamado el Corpus de Sangre (7 de junio de 1640). Asesinan a soldadops, a funcionarios e incluso al virrey de Cataluña.
Los pocos soldados afincados en Barcelona fueron incapaces de parar a los sublevados. Pero ni siquiera la Generalidad y las élites catalanas lograron controlarla.
Esta revolución no nace por generación expontánea, fueron la burguesía y la nobleza catalana las que promovieron todo este movimiento contra el ejército. Pero fue tal la brutalidad que atemorizó a los mismos que la habían originado.
Los gobernantes de Cataluña no solo no pueden controlar la revuelta sino que además son incapades de gobernar y encuentran una solución desastrosa, Claris Presidente de la Generalidad pide ayuda militar a Francia, se alía con el enemigo de la Monarquía española.
Ante esta situación, Olivares empieza a preparar un ejército para recuperar Cataluña. Este ejército real toma Tortosa y se aproxima a Barcelona, y Claris toma la decisión de aliarse con Francia contra Felipe IV. El 16 de enero de 1641 proclaman la República con el apoyo y ayuda de Francia. La generalidad nombra conde de y soberano de Cataluña a Luis XIII. El ejército franco-catalán defiende Barcelona con éxito y el ejército real se retira.
Luís XIII, en posesión de Cataluña, nombra a un virrey francés, coloca en la Administración a dedo a sus amigos. El coste del ejército francés en Cataluña, que tiene que pagar la Generalidad, aumenta, siendo cada vez más que un aliado una fuerza ocupante. Cataluña era el lugar de venta de los productos franceses. La población se percata de que su situación era peor con Luís XIII que con Felipe IV.
Llegó a tal altura este descontento de los catalanes, que Felipe IV decide atacar a los franceses en 1651. El ejército real al mando de Juan José de Austria asedia Barcelona y el ejército franco-catalán se rinde en 1652 y los catalanes aceptan las condiciones de rendición que este les impone.
Este es el final de tanto desastre, las cosas no cambian, Felipe IV es reconocido como rey y Juan José de Austria como virrey.
Las consecuencias de esta guerra son el perjuicio económico para España y mucho más para Cataluña y la pérdida definitiva de los territorios catalanes del sur de Francia, Rosellón y Cerdaña norte.
Y tras la rendición no pasa nada, como si los causantes de tan gran desgracia fuesen unos desconocidos que casualmente pasaban por allí, salen sin un rasguño.
Y es que la Guerra de Secesión no fue un caso aislado. La guerra entre Juan II, rey de Aragón (1458-1479) y la Generalidad que no lo aceptaba como rey e incluso llegó a nombrar a otros reyes como Enrique IV (sorprendente, era el rey de Castilla), tras declinar dieron la corona a Pedro de Portugal y tras su muerte al primer enemigo de Cataluña, Renato de Anjou. Acabó la guerra con la victoria de Juan II y parece como si los causantes fuesen personas ajenas.
La Guerra de Sucesión de principios del siglo XVIII, a la que tanto aluden los catalanes para quejarse, no fue sino una guerra entre los partidarios del archiduque Carlos (Aragón, Cataluña y Valencia) contra los partidarios de Felipe V. Los catalanes apostaron por caballo perdedor y perdieron pero igual les pasó a Aragón y a Valencia.
Y por último durante la Segunada República de !931 que declararon la república independiente de Cataluña, perdieron la guerra y sufrieron las consecuencias de la derrota como el resto de España pero no más.
Es como si para atraer a alguien a la concordia en España hubiese que darle prebendas, tampoco castigos, sino simplemente la aplicación de la Ley.
De todo esto se sacan dos conclusiones:
1ª Los catalanes en todas las épocas han pedido su independencia.
2ª Los catalanes siempre, en todas las épocas, no han conseguido su objetivo.
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